Josefa Medina Suárez es directora y fue la primera profesora de la Academia de Pintura y Dibujo que lleva su nombre, donde transmite a sus alumnas toda su pasión por el arte.

Su labor docente, su compromiso social y cultural, su dedicación a la enseñanza de las artes plásticas, su labor solidaria, le hacen merecedora de este reconocimiento que el jueves aprueba el Pleno por unanimidad de todos los grupos que conforman la Corporación Municipal, según se acordó en la comisión informativa.

Semblanza de Doña Josefa Medina Suárez

Nació un 23 de febrero de 1930 , en la calle del agua, hoy calle Doramas. Es hija del matrimonio formado por Rafael Medina y Juana Suárez, quienes tuvieron cuatro hijas, Pepita, Pino, Tere y Carmen.

Estudia primaria en la Graduada de niñas, siendo sus maestras Dña. Bernardina, Dña. Lola Pérez y Dña Lutgarda, y recibe clases de bordado y de costura con Dña. Eufemia Ramírez y Dña. Aurelia Delgado. A todas ellas las recuerda con mucho cariño y agradecimiento.

A partir de los catorce años comienza su iniciación en el mundo del dibujo y la pintura de la mano , en distintos espacios de tiempo, de Dña. Asunción Perea, Dña. Andrea Táisma y Dña. Fidela Romero, gran pintora y restauradora.

Su inquietud por estudiar Bellas Artes se vería frenada porque no era una carrera bien vista para estudiar las mujeres, pero la llegada de las religiosas del Colegio Jesús Sacramentado le ayudan a superar esos obstáculos, que propician y alaban sus condiciones innatas para el arte.

Por fin se presenta a los exámenes de ingreso en la carrera y comienza sus estudios en Tenerife, y el último año en la Universidad de San Fernando de Madrid.

Finalizada la carrera comienza a impartir clases en el Instituto de Gáldar, se presenta a las oposiciones de agregada , pero al tocarle el destino en Orense, se persona y toma posesión, para renunciar posteriormente, y presentarse a la cátedra para impartir clases en el Instituto Tomás Morales de las Palmas de Gran Canaria. A los dos años pide traslado para el Instituto “Saulo Torón” de Gáldar.

Hasta su jubilación sus clases y sus alumnos fueron el centro de su vida, inculcando en ellos el amor por el arte, por la belleza de una pintura, trabajar la imaginación, y su influencia fue muy importante en mucho de sus alumnos que vieron en ella más que una profesora, una mentora, alguien que les ayudaba a elegir el camino que mejor se ajustaba a sus aptitudes y que podían encauzar de una manera más completa y satisfactoria su vida.

Aunque entregada a la docencia, su vida estuvo llena de grandes encuentros, con grandes artistas canarios, llena de relaciones con su pueblo a través del diseño de carrozas, banderas y estandartes, restauración de imágenes, arreglo y decoración de la Iglesia. Todavía para las Fiestas Mayores, sus flores decoran la imagen de Santiago Apóstol.

Abanderada de causas sociales y culturales, tampoco le faltaba tiempo para los más desfavorecidos a través de su parroquia.

En el año 1995 se jubila, pero pensado que puede seguir compartiendo sus conocimientos, se pone al habla con el Alcalde de entonces, D. Demetrio Suárez Díaz y le plantea su idea de formar una Academia Municipal de Dibujo y Pintura. Él pone a su disposición un aula en las instalaciones de la Casa de la Juventud y ahí comienza su andadura en la academia, donde imparte las clases gratuitamente, hasta que sus problemas de vista hacen indispensable la contratación de un profesor/a. Pero ella siempre, esté quien esté dando las clases, seguía acudiendo todos los días y atenta sobre todos a las alumnas que ella llama “ sus niñas”.

Por petición de sus alumnas el Ayuntamiento pasa a nombrar la academia Academia Municipal de Dibujo y Pintura “Josefa Medina”.

Su gran afición , la plantación de fresas y flores que comenzó en su propia casa, hasta llegar a tener una finca donde daba trabajo a personas que lo necesitaban. La regentó hasta hace poco tiempo, ahora sólo tiene plantadas las flores con las que adorna a Santiago por el mes de julio,
Retirada en su casa familiar vive con su hermana Pino, disfrutando de sus paseos, las visitas de toda su familia , el cariño de sus “niñas” que siempre están cerca y el reconocimiento y el recuerdo de su pueblo, que la ha visto dando clases, haciendo alfombras, delante de un tractor para que no tiraran la Cueva Pintada, dando de comer a familias no pudientes, en una tertulia, , en una conferencia, ensimismada delante de una obra de arte, su pasión. Gáldar y su familia, su vida.

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