Soria, el mismo que antaño levantara la polémica llamando «gallinero» a la estructura del museo y parque arqueológico de la Cueva Pintada, volvió a su jaula particular para presentar el resultado de las últimas excavaciones. Algo sin duda absolutamente trascendente como para que el ministro tuviera que venir a presentárnoslo, como si los galdenses no conociéramos ya de sobra cuál es el inmenso valor etnográfico y arqueológico de nuestro yacimiento por excelencia.

Vino el ministro con un despliegue cual ‘Bienvenido Mr. Marshall’, anunciándolo con muy poca antelación no fuera a ser que el ser miembro del gobierno más impopular de la democracia le fuera a costar pasar otra importante vergüenza pública, como le ocurrió a su compañero de gobierno y ministro de Educación José Ignacio Wert en su última visita a las ínsulas.

Y es que motivos los había y de sobra. Desde la política nacional hasta la local, Soria ha hecho de todo menos beneficiar a los ciudadanos y a los galdenses en particular con las medidas que desde el Gobierno llevan el sello del ministerio que preside. Sorprende el autobombo de su visita a la Cueva Pintada cuando más bien tenía que haber visitado Bocabarranco, la depuradora y potabilizadora, ya que sobre todo la última ha sufrido en los últimos años los mayores recortes en ayudas al agua desalada, que están disparando el coste de producción del agua y repercutiendo negativamente en la factura del agua de todos los ciudadanos. Y cómo no: llevan la firma del ministro canario.

Por visitar, tenía que haber visitado también las placas fotovoltaicas repartidas por el municipio y que están sirviendo para aumentar la autosuficiencia y sostenibilidad energética de las dependencias municipales, aumentando también el ahorro de las arcas públicas municipales en la factura energética. Plantas fotovoltaicas a las que, por cierto, el flamante ministro pretende gravar con un nuevo impuesto al sol de entorno al 7%, con un efecto colateral claro y directo: mejorar la competitividad del petróleo frente a las energías renovables. Y ni qué decir de los efectos que para las familias y nuestras instituciones locales está teniendo la impresionante subida de la luz impulsada desde que él llegó en 2011 a su ministerio madrileño.

Soria volvió a su ‘gallinero’ un par de añitos después y no volvió a dejar indiferente a nadie con las palabras que pronunció dentro de su especial ‘jaula’, ya que el ministro, no sabemos si por un lapsus de esos que suelen afectar a miembros del gobierno o simplemente por ganas de meter el dedo en la llaga, llamó «prospecciones» a las excavaciones que se están realizando en la Cueva Pintada. Será que Repsol tiene también pensado hacer algún sondeo bajo el yacimiento por si Tenesor Semidán se dejó enterrado algún preciado tesoro digno de especulación.

En definitiva, el ministro canario ha venido para algo completamente accesorio en comparación con los problemas reales del municipio, algunos de los cuales él mismo está provocando, y a los que directamente ignora irresponsablemente u olvida interesadamente. Él no está para estar pensando en los ciudadanos, en aguas, potabilizadoras, ni energías renovables ni mucho menos. Mucho mejor pensar en convertirse en el ministro del nuevo ‘paraíso’ petrolero del sur de Europa llenando el país de prospecciones -su nueva palabra favorita- que, Dios quiera que no, algún día nos puedan dejar el panorama más negro de lo que ya nos lo ponen.