El Pleno del Ayuntamiento de Gáldar aprobó el pasado jueves los Honores y Distinciones que serán entregados en el marco de las Fiestas del Apóstol Santiago el próximo mes de julio. Entre los nombramientos propuestos por la corporación municipal se encuentra la concesión de Medalla de Oro de la Real Ciudad de Gáldar a don Bartolomé Mendoza Padrón.
Gran parte de su infancia y juventud la pasó, por motivos familiares, entre Marmolejos, su barrio natal y San Isidro.
Desde muy joven tuvo que trabajar y por las noches estudiar, asistiendo a las clases que impartían algunos maestros. También acudía a clases de música porque era muy aficionado a ella y durante años formó parte de la Banda Municipal de Gáldar.
Sin dejar de trabajar, a los 16 años empieza el bachillerato y a los 24, termina la carrera de practicante en la Universidad de Granada.
En su vida habría que destacar su gran humanidad y sacrificio para desarrollar su labor profesional, ya que en la época que empieza a trabajar no había centros de salud, medios de comunicación y transportes como hoy.
El trabajo lo hacía caminando o en bicicleta, sólo estaba la carretera general y lo demás eran veredas y caminos de tierra; por la noche para andar por esos caminos utilizaba una pequeña linterna. Fue una época dura, en la que se empieza a utilizar los “antibióticos” que se inyectaban cada 3 horas y apenas podía descansar porque los enfermos estaban alejados unos de otros: en Los Quintanas, Marmolejos y Rojas. Estuvo cinco noches con sus días sin pegar ojo.
Por su forma de ser, se gana el aprecio de la gente que lo ven como un miembro más de su familia y confían en él, para contarles sus problemas y les ayuda a buscar soluciones.
En el año 1958 contrae matrimonio con Nélida Suárez Suárez, y de esa unión nacen sus tres hijos: Bartolomé José, Ángel Jesús y Nélida María. Allá por el año 1969 lo invitan a asistir a una reunión con los vecinos del barrio de San Isidro, donde reside y de allí sale elegido Presidente del Teleclub. Aceptó porque quería colaborar en la medida de sus posibilidades para que el barrio tuviera un lugar donde niños, jóvenes y mayores pudieran reunirse para pasar los ratos de ocio y realizar actividades, y así fue, como lo recordarán muchos niños y jóvenes de la época.
Se rodeó de gente entusiasta y trabajadora. Tenía una directiva de primera división y entre todos consiguieron que de un simple Teleclub llegara a ser Teleclub piloto, pasando antes por Teleclub Comarcal.
Para él el Teleclub era como un motor en el que “todas las piezas eran imprescindible” y que tenían que estar coordinadas para que funcionaran. A las piezas pequeñas “había que mimarlas” porque de ellas dependía que el motor funcionara bien durante muchos años. Esas piezas “eran los niños y jóvenes”, había que motivarlos para que tomaran iniciativas y si las propuestas eran viables, apoyarlas para que las pudieran realizar: “esa fue una de las claves de éxito del Teleclub” que años más tarde se convertiría en el “Centro Cultural Agumastel”.
Entre las actividades más importantes realizadas por el Teleclub están la organización y participación de las Fiestas Patronales durante años; la organización de semanas culturales, destacando entre ellas las dedicadas a los ciclos de Cultura Popular Canaria. Podríamos también destacar la representación de los Autos de Navidad, Reyes Magos y en especial el de la Semana Santa; en todos ellos participaban muchos jóvenes y niños del barrio.
Entre otros actos, la Romería ofrenda al Santo Patrón fue otra de las actividades promovidas por el Teleclub en la que participaban los barrios vecinos y rondallas importantes de la isla. Pasados bastantes años tuvo que dejar la presidencia, por motivos de salud.
Hoy en día disfruta de un merecido descanso después de tantos años de duro trabajo, dedicando su tiempo a su familia y haciendo aquello que no pudo hacer durante su vida laboral.