Damián Martín Jiménez nace en 1933 a los pies del Roque Nublo, en un barrio de Tejeda (Timagada), fruto del matrimonio formado por Francisco Damián Martín Suárez y Carmen Jiménez García. Hijo póstumo de padre y con 6 hermanos, estudia en la escuela de Tejeda hasta los 12 años.
A los 13 años, se traslada a Las Palmas de Gran Canaria, donde compra una tienda de comestibles junto a dos de sus hermanos, en la cual trabajan los tres. En esa época, también reparte pipas de almendras por las tiendas de la ciudad.
A los 24 años, se casa con una hija de Gáldar, Eugenia Rodríguez Bautista, con la que tiene cinco hijos. Comienza comprando en el cambullón productos varios, que vende en diferentes comercios de la isla. Posteriormente, se dedica a vender fruta, principalmente plátanos. En el año 1965 compra una finca en la Montaña de Gáldar, donde explota una granja avícola y una finca de plataneras hasta su jubilación.
A finales de los años 60 adquiere dos locales en la avenida Escaleritas de Las Palmas de Gran Canaria, donde inicia diferentes negocios: una Perfumería-Peluquería de Señoras y de Caballeros y una Carnicería, que fueron ampliados posteriormente con un bazar de juguetes, todos ellos regentados por su mujer.
Su empresa avícola fue creciendo y en el año 1982 constituye con su mujer y sus hijos, la sociedad Damián Martín e Hijos, SL. En esos años llega a explotar, además de sus tres granjas propias (dos de las cuales se sitúan en Gáldar), otras muchas de toda la geografía de nuestra isla; dedicándose, principalmente, a la cría, sacrificio y distribución de pollos y cerdos, así como a la distribución de huevos en toda la provincia de Las Palmas, incluyendo Lanzarote y Fuerteventura.
Para contribuir al desarrollo de su empresa, su última iniciativa empresarial fue el montaje y la puesta en marcha de una sala de despiece de pollos y una fábrica de embutidos. En 1989, regresan a vivir a Gáldar y en el año 1998, decide jubilarse tras 52 años de trabajo.
Damián se siente muy orgulloso de su familia; de todos en general porque son “muy buenas personas”; de su mujer, por apoyarlo siempre y estar a su lado durante todos estos años; de sus hijos e hijas, porque han sabido apreciar la responsabilidad en el trabajo; y de sus nietos porque, a pesar de las dificultades por las que atraviesa el país, no han “tirado la toalla” y siguen formándose.
Hoy vive su jubilación disfrutando de su familia y de pequeños paseos por Gáldar.
Enhorabuena tío Dámian,tú mejor que nadien te mereces esa pintadera,por tu trabajo,siempre corriendo,por haber hecho tantas cosas,trabajando y trabajando.Tampoco nos podemos olvidar de tía Nena y de mis primos tampoco,que también se lo han currado.Lo dicho enhorabuena por tu trabajo y por la familia que tienes,te lo mereces con creces.¡Felicidades!