“Será un acuerdo ambiguo e interpretable”, teme el presidente insular, quien considera este final una mala noticia aún peor para Canarias, ya que los científicos coinciden en señalar que los territorios del planeta más frágiles ante los efectos del cambio climático son precisamente los insulares, y dentro de las graves consecuencias, la industria que más se va a resentir es la turística, subrayó junto a los expertos participantes en el III Foro Internacional del Turismo.
Ello se suma a que Canarias no está preparada para hacer frente a los cambios en el nivel del mar o las lluvias intensas que afectarán gravemente al territorio, aunque aún se pueden poner en marcha las medidas necesarias, explica Morales, quien apuntó que el Cabildo impulsará la Oficina del Cambio Climático y recordó que el Parlamento canario ha mandatado al Ejecutivo regional a hacer lo propio.
Morales manifestó sus dudas sobre el planteamiento regional a este respecto, toda vez que hace unos años impulsó una oficina cuyo responsable, Faustino García Márquez, de “reconocido prestigio, salió corriendo” y el ente quedó en nada.
“Nos estamos jugando mucho y se hay un sector sensible a la deriva del clima es el turismo”, aseveró Morales, quien expuso las propuestas insulares de convertir Gran Canaria en una ecoisla, energética y alimentariamente soberana, con una firme apuesta por la innovación tecnológica, la biotecnología azul, la reforestación y el trasporte limpio, máxime cuando tiene las mejores condiciones del mundo por su sol, viento y geotermia, entre otras.
“Es una barbaridad traer yogures de Alemania o Austria, contaminamos extraordinariamente por traer un yogur que podemos hacer aquí”, exclamó.
Apostó finalmente por sustituir el término “sostenible” porque ha sido “adulterado” en los últimos años al haber sido utilizado por quienes, por el contrario, han esquilmado el planeta actuando en contra de lo que promulgaban.