Desde ATIRACAN entendemos que la buena selección del lugar, la estación, el día y hasta la hora; las condiciones del mar; las normas que se deben establecer para el público asistente y el seguimiento que a posteriori se debe hacer para que la reintroducción de la especie sea satisfactoria, son cuestiones muy importantes y deben ser tenidas en cuenta.
Costas rocosas con pendientes pronunciadas, con fuerte oleaje y corrientes, zonas con tráfico marítimo, con jaulas de piscifactorías, playas con gran afluencia de bañistas o con contaminación, desde luego no son las idóneas.
Ya desde el año 2006, en el “Proyecto Tortuga”, todas estas cuestiones fueron planteadas y se tuvieron en cuenta a la hora de reintroducir la tortuga boba (Caretta caretta) en Fuerteventura.
A pesar de que en Canarias se ha realizado un gran esfuerzo con resultados muy positivos para avanzar en la conservación de las tortugas marinas y sus hábitats, tanto por parte de instituciones gubernamentales como los centros de recuperación de la fauna silvestre, como de asociaciones conservacionistas y grupos de voluntarios como AVANFUER, desde ATIRACAN alertamos del problema que supone para la conservación de las tortugas marinas, la puesta en libertad de estas sin planificación previa ni consideración de las condiciones medioambientales óptimas.
Por todo ello, hemos presentado un estudio realizado por la bióloga Marina Muñoz Gonzalo, voluntaria de ATIRACAN, en el que proponemos un protocolo de actuación para que la conservación de estas especies llegue a buen fin, como todos deseamos.