Tanto es así, que de hecho en la Península hay varias centrales de ciclo combinado cerradas, y algunas ni han entrado en funcionamiento, porque las energías renovables son mucho más económicas, 89 euros frente a 200 por cada megavatio hora, a pesar de lo cual siguen cobrando del Estado por su “disponibilidad”, mientras a las limpias y baratas renovables solo se le han dado “hachazos”.
Así lo expuso hoy en la capital grancanaria, donde pronunció la conferencia “Los caminos de una isla que se llama Gran Canaria”, para lo que tomó los versos del poeta Pedro García Cabrera, en el marco del Foro de la Cadena Ser.
Ante representantes municipales, insulares, regionales y estatales, así como de organizaciones empresariales y representantes sociales, Antonio Morales renovó su compromiso de poner en marcha propuestas innovadoras para Gran Canaria que generen un auténtico cambio de modelo, algo que es imposible lograr en cuatro años, pero sí es tiempo para poner las bases, como la creación del Consejo Insular de la Energía.
“Nos negamos tajantemente a ser meros administradores de lo que tenemos. Pretendemos innovar, arriesgarnos, tomar decisiones, trabajar con los que más saben: hablo de las empresas y emprendedores, la Universidad, el ITC…”, exclamó.
Con los recursos de Gran Canaria, que tiene fotovoltaica, eólica, hidráulica, aeortérmica, geotérmica, biomasa y todas las marinas –la mayoría ya puestas en marcha en hoteles, por ejemplo-, más la tecnología ya disponible, la Isla puede atender el 60 por ciento de su demanda eléctrica y la totalidad de la producción de agua con un abaratamiento de los costes del 35 por ciento incluidas, aclaró, las amortizaciones para el establecimiento de sistemas flexibles de generación.
En este escenario, aclaró, no tiene sentido pasar por el gas pudiendo apostar directamente por las energías limpias. “No hace falta ninguna regasificadora, tenemos claro que hipotecaría el desarrollo de las renovables, que una inversión millonaria no puede ser un elemento de transición como demuestra el que estén cerrando plantas de gas en la Península”.
Por tanto, la lucha por su implantación, emprender todos los trabajos de formación, inversión y educación necesarios, por derribar barreras como las señales aeroportuarias obsoletas que frenan campos eólicos, es “el camino que vamos a andar para conseguir nuestra soberanía energética, para ser referencia mundial, para generar puestos de trabajo, nuevos atractivos turísticos, nuevos puentes con África y, en definitiva, una nueva economía”.
Pero no se trata del único reto que se ha propuesto el Gobierno insular de Antonio Morales, a ello se suman, desgranó, el apoyo a la I+D+i, cuya inversión no ha dejado de bajar en los últimos años a pesar de estar probado que donde se mantiene suben los empleos, así como la soberanía alimentaria, ya que el 90 por ciento es importado, la diversificación económica, con apuestas por nuevos tejidos industriales de corte tecnológico, industrial o textil, entre otros, y todos ellos estando “al lado de los que peor lo pasan”.
Y es que mientras se logra el cambio estructural necesario para la generación de empleo, es preciso “tomar medidas coyunturales que atenúen” las consecuencias del paro, la pobreza y la exclusión social.
“¿O debemos dejar en la cuneta a los miles de ciudadanos de esta tierra que viven en la más absoluta precariedad hasta conseguir diversificar y potenciar nuestra economía? Pensamos con rotundidad que no, por eso las políticas sociales ocupan un papel tan importante en nuestro proyecto de trabajo”.
A pesar de las dificultades y los obstáculos para lograr el ambicioso programa de gobierno del Cabildo de Gran Canaria, “no vamos a claudicar, la ciudadanía de Gran Canaria confió en una política útil y en políticos útiles y vamos a corresponderle”, concluyó.