Hay que tener en cuenta que gran parte de las primeras lluvias es absorbida por la tierra seca, así que será con la persistencia de las precipitaciones las que hagan correr los barrancos, lo que ya ha comenzado en algunos puntos, para que el caudal llegue bien a las presas.
Así, la Presa de Chira aumentó estos 20 centímetros gracias a los 49 litros por metro cuadrado registrados durante el martes, lo que equivale a 15 días de suministro de agua.
Ayagaures de momento mantiene el mismo nivel, aunque el agua ya ha comenzado a entrar por la cola de la presa tras caer 34 libros por metro cuadrado el martes.
En el Mulato cayeron 31 litros por metro cuadrado y a por la mañana el nivel había subido 14 centímetros, mientras en Gambuesa cayeron 18 litros que, de momento, no afectado al nivel de la presa.
En Soria también ha comenzado a llegar el agua, aún sin cuantificar, y en Vaquero y Candelaria cayeron 29 y 33 litros sin que por la mañana hubiera llegado a la presa, al igual que Fataga, que aún está pendiente de recibir agua.
Riego garantizado con el trasvase norte-sur
El agua industrial que entra en las presas por el trasvase norte-sur ejecutado por el Cabildo de Gran Canaria permite, en cualquier caso, garantizar el agua de riego en el sur y mantener la capacidad en torno al 10 por ciento ante la escasez de lluvia habida hasta el momento.
Los embalses del sur, a falta de actualizar los datos cuando acaben las lluvias de esta semana, disponen de 2.1 millones de metros cúbicos de agua, un 9,24 por ciento de su capacidad total, frente a los 2,3 millones de metros cúbicos que había en otoño de 2015, con lo que se ha logrado mantener el nivel después de casi cinco años de continuas bajadas en las precipitaciones, subraya el consejero de Soberanía Alimentaria, Miguel Hidalgo.
El trasvase ha sido posible por la instalación de una nueva red de tuberías y a la reorganización de las infraestructuras existentes, para lo que el Consejo Insular de Aguas invirtió el pasado año más de 950.000 euros, de forma que es posible recopilar parte de la producción de Las Palmas de Gran Canaria, Telde y Arinaga y enviarla al sur y sus medianías.
El panorama hidrológico de Gran Canaria ha cambiado en los últimos cinco años desde que en 2011 se llegara a máximos históricos de capacidad en los embalses, alimentados por las abundantes lluvias previas, lo que situó el nivel en casi un 83 por ciento de la capacidad total.
Pero en 2012, los recursos hídricos ya habían bajado hasta un 52 por ciento y continuaron en esa línea, de forma que en 2013 las presas no tenían más de un 37 por ciento de agua y en 2014 apenas superaban el 20 por ciento. La preocupante situación llevó al Cabildo a ejecutar este “cordón umbilical” que garantiza el riego de las plantaciones del sur en caso de sequía, aunque la previsión es que estas lluvias contribuyan a contar con mejores reservas.