La popular Bodega de Chago, obligada parada en la antigua carretera general, ha dado el salto al nuevo milenio para seguir acogiendo visitantes en el casco de Guía tras una restauración que incluso ha respetado la gatera, un orificio situado bajo el mostrador para que entraran y salieran los gatos que cuidaban de los ratones el exquisito queso que daba aliento para continuar el camino.
Hoy en día el gato es de metal y el mostrador ha sido retranqueado para ganar espacio, pero el resto, incluida la huella que ha dejado en el suelo, ha sido respetado, los muebles han sido restaurados a imagen y semejanza de los de “toda la vida”, y es que para encontrar a alguien que dé otra respuesta a la pregunta de cuánto tiempo lleva el inmueble en el lugar hay que dar con alguien que tenga más de cien años, ya que el edificio data nada menos que de 1920.
El objetivo tanto del Cabildo, que ha invertido 354.000 euros en la restauración, informó su presidente, Antonio Morales, como del Ayuntamiento, que adquirió el inmueble por 100.000 euros y ha ejecutado la obra, apuntó el primer edil, Pedro Rodríguez, es que vuelva a ser parada obligada, en esta ocasión no solo para degustar queso de Guía, que será la estrella de la parte gastronómica, sino de todos los municipios de Gran Canaria, así como conocer las riquezas arquitectónicas, culturales y naturales de este municipio norteño.
El nuevo centro de interpretación turística La Bodega, que abrirá sus puertas en cuanto el Ayuntamiento recepcione la obra y contrate los suministros, consta de la entrada acondicionada para información turística y un paso al resto de la planta, un espacio diáfano con una altura libre de casi seis metros en la que destacan pilares y vigas de acero, además de sus mobiliario de madera, y pantallas que proyectarán ocho vídeos en cuatro idiomas y subtitulado para personas sordas.
En definitiva, un espacio de más de 142 metros cuadrados que combina tradición y modernidad para volver a llenarse de exquisiteces y algarabía.