Los responsables de articular el programa conmemorativo del centenario del nacimiento de Antonio Padrón que durante el año 2020 se desarrollará con carácter insular, nacional e internacional, han insistido en la idea de que la efeméride debe ser, sobre todo, una reivindicación cuyo sentido último se propone saldar la deuda pendiente que la cultura canaria tiene contraída con el artista galdense.
Por ello, para la Casa-Museo Antonio Padrón-Centro de Arte Indigenista de Gáldar, centro dependiente de la red de museos del Cabildo grancanario, una de las iniciativas más importantes que contempla este centenario es la gran exposición antológica dedicada al artista que se desarrollará en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, entre el 15 de diciembre de 2020 y el 15 de febrero de 2021.
Comisariada por Antonio González Rodríguez, esta exposición individual retrospectiva será la primera que se celebre de Antonio Padrón en la península. Y lo hará en una señera institución de la importancia y reputación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, una entidad en la que el pintor de Gáldar cursó sus estudios de Bellas Artes en la antigua Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando durante el periodo 1942-1949), ubicada por entonces en el antiguo caserón de la actual Real Academia, lo que convierte este acontecimiento en una prueba de la relevancia de la producción artística del pintor, a la vez que permite, al artista y su obra, retornar a sus orígenes académicos y formativos.
Como explica el director de la Casa-Museo Antonio Padrón dependiente de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario, César Ubierna, “con esta gran exposición antológica se subsanará la incomprensible ausencia del pintor en las exposiciones nacionales dedicadas al período histórico comprendido entre su formación académica y su muerte (1942-1969)”.
El legado padroniano
“Es un momento oportuno para situar la obra de Antonio Padrón a la altura de los grandes maestros del Arte Canario y del Arte Español Contemporáneos. El reto que supone esta exposición es permitir que su obra y legado tengan una difusión, fuera de la isla y de su lugar natal, y puedan ser reconocidos como una reveladora y original aportación a la esencia de lo moderno. La veracidad y la fuerza con la que el artista ha reflejado su entorno, físico y humano, lo convierten en un testigo excepcional del drama del hombre moderno, más allá de pintoresquismos y regionalismos caducos y estériles”, agrega Ubierna.
Desde 1999 la historiografía y la crítica artísticas han venido realizando ímprobos esfuerzos por recuperar y reinterpretar todo el legado producido por los artistas españoles antes y después de la Guerra Civil española. Un período que abarca, precisamente, los años de formación y de creación del pintor Antonio Padrón.
La exposición comisariada por los profesores Jaime Brihuega y Ángel Llorente titulada ‘Tránsitos: Artistas españoles antes y después de la guerra civil’, que tuvo lugar en la Fundación Caja Madrid, en el otoño de 1999, supuso la primera gran apuesta por una revalorización del arte elaborado durante dicho período. Más tarde, el Centro Nacional de Arte Reina Sofía, organizó, en 2016, otra gran exposición titulada, ‘Campo cerrado: Arte y poder en la posguerra española, 1939-1953’, que comisarió la profesora María Dolores Jiménez Blanco, permitiendo, una vez más, profundizar y revalorizar la producción artística del período. En ambas iniciativas la obra de Antonio Padrón no figuró en la nómina de artistas seleccionados.
Entre los mejores de su tiempo
Sin embargo, y a pesar de dicho olvido, su obra es merecedora de ocupar un lugar importante entre los mejores artistas del período. De ahí, que sea este momento el más idóneo para resaltar su extraordinaria aportación al arte nacional e internacional, conscientes de que su obra, tras estas relecturas, será valorada y apreciada con una nueva mirada. Junto a estas recuperaciones, es de destacar la importancia que, desde la década de los noventa del pasado siglo, ha ido adquiriendo la obra de Benjamín Palencia, artista con el que Antonio Padrón siente verdadera e intensa sintonía. En particular, el reconocimiento estético de la naturaleza agraria, que se puso de relieve a través de la exposición ‘Benjamín Palencia y el Arte Nuevo’, de 1994, en la Fundación Caja Madrid.
La muestra antológica de Madrid organizada por la Casa-Museo Antonio Padrón contará con la inestimable colaboración de algunos de los estudiosos más representativos de esta recuperación, como los profesores Jaime Brihuega, María Dolores Jiménez Blanco y Antonio M. González, entre otros, los cuales serán los responsables de los textos introductorios del catálogo de la exposición que se editará para la ocasión, situando y enmarcando el contexto histórico de la obra del pintor en el panorama nacional e insular de la época.
La exposición contará con secciones que pongan de manifiesto su formación académica y su trabajo de taller, la dimensión de la infancia, el universo mágico y las prácticas de fecundidad; la dimensión de la Cueva Pintada y la obra final (1960-68), con ‘Mujeres aborígenes en el interior de una cueva’, como obra central, que resaltaría la conexión de Antonio Padrón con el entorno troglodita de la cultura aborigen. Otras secciones estarán dedicadas a los grabados, dibujos e lustraciones de libros.