Se trata de la firma cervezas Guaberze, fabricante de las cervezas artesanales Tierra de Perros, El Hombre Bala y la cerveza ecológica Tizziri.
Esta empresa nace hace casi tres años, de la mano de dos jóvenes etnólogos de reconocido prestigio en el mundo de vino de nuestras islas.
Una aventura que comenzó casi por casualidad, como un juego, y que en un año se convirtió en una gran cerveza. Así nació en Los Realejos Tierra de Perros, que hace referencia al nombre en latín de las islas, Canis Area. La primera cerveza artesanal embotellada de Tenerife.
Los responsables de su elaboración, Fran Martín y Juan Fernando Sánchez, decidieron emprender juntos un proyecto que no sabían muy bien cómo iba a terminar. Entre otras cosas, porque se habían planteado un reto amistado, no económico. “La idea era empezar jugando, aportar experiencia, intercambiar datos y ver qué pasaba”, aseguran los socios.
La preparación y la trayectoria del segundo sirvió para aportar todos sus conocimientos técnicos a la cerveza casera que empezó a elaborar Fran y lograr así un producto que ha tenido muy buena aceptación.
Su debut oficial fue en la feria de artesanía de Pinolere, en La Orotava, donde rompieron todas las previsiones. “Fue un verdadero éxito, una explosión de ventas”, comentaban entusiasmados, que los obligó a cerrar el stand antes de la hora establecida porque se quedaron sin producción.
Su filosofía empresaria es apostar por lo ecológico, ir al producto y mantener una tipicidad que se ha ido perdiendo por la estandarización. Y no es algo que utilicen como herramienta de marketing sino que intentan predicar con el ejemplo. Así, los materiales que han empleado para construir desde las puertas hasta la bodega, son reciclados. También intentan que ésta sea autosuficiente y que en un futuro se alimente con energías renovables. Lo mismo ocurre con la finca. De hecho, los restos que quedan tras la fabricación de la cerveza los utilizan para alimentar las gallinas y éstas a su vez les proporcionan el abono para la viña.
“Dentro de cada botella no sólo hay cerveza, está nuestro trabajo, nuestros conocimientos y nuestro esfuerzo. Y quien conozca todo esto también entenderá por qué nuestro producto es así y por qué cuesta lo que cuesta, más allá de que le guste más o menos”. Así piensan estos dos jóvenes innovadores, que con tan solo 32 y 37 años han realizado su sueño de fabricar cerveza.