Sardina de Gáldar se ha convertido desde hace años en uno de los puntos más importantes del buceo en las Islas Canarias. Sus fondos marinos, ricos en diversidad, atraen cada vez más a aficionados a la práctica de este deporte que con el paso del tiempo gana más adeptos.
Prueba de ello son los concursos de fotografía submarina, en los que el pasado año participaron decenas de fotógrafos de alto nivel llegados de toda parte de la geografía nacional. La poca profundidad y la gran variedad de fauna convierten a las inmersiones en un éxito asegurado en lo que a fotografía y a la oportunidad de captar instantes irrepetibles se refiere.
Las inmersiones en la bahía de Sardina son de las más seguras que se pueden encontrar. La tranquilidad de las aguas, exentas de corrientes traicioneras, sumado a la poca profundidad de sus fondos -20 metros en sus puntos más alejados-, hacen de este espacio un lugar ideal para recibir ‘bautizos de mar’ y titulaciones de buceo, como los que prácticamente todas las semanas reciben decenas de amantes del mar.
Un deporte que se prevé siga en expansión gracias al balneario y centro de buceo construido por el Ayuntamiento en la zona, que por primera vez dota a la playa de Sardina de los servicios necesarios para los bañistas y usuarios, al tiempo que cuenta con un espacio destinado a los submarinistas que acuden de forma constante a esta playa a disfrutar de los fondos marinos, con vestuarios y zona de alquiler de equipos de inmersión.
La web sardinadelnorte.es, especializada en buceo, propone diferentes recorridos bajo el mar:
Uno de los recorridos más sencillos y de obligada visita para buceadores que visitan Sardina por primera vez, o para personas con poca experiencia es el de “El Faro”.
Es poco menos que imposible perderse si sigues las formaciones de piedras y rocas que dibujan la costa, dejando siempre las mismas a la derecha al iniciar el recorrido para dejarlas después a la izquierda al regreso.
La inmersión comienza en las escaleras del muelle central, donde se encuentra el restaurante.
A no más de 10 metros y reposando en el fondo hay un bloque de color blanco, que servirá de referencia para el inicio y final del recorrido.
El recorrido se inicia dejando dicho bloque a la derecha, continuando siempre dejando las rocas y muelles a la derecha. A los pocos minutos se llegará a faro hundido, que formó parte del primer muelle y que fue derribado por un temporal.
Si se continúa en la misma dirección, dejando las rocas a la derecha, se podrá observar grupos de barracudas en estado juvenil. Más adelante, justo donde se encuentran los bloques en forma de cubo que formaban parte del muelle derribado, se pueden apreciar oquedades donde es fácil ver catalufas, abades, meros y algún que otro pez trompeta.
Continuando en la misma dirección, dejaremos atrás las rocas del antiguo muelle para dejarnos un fondo mixto de formaciones rocosas y pequeños arenales donde es frecuente ver bancos de roncadores o júreles comiendo. Dependiendo del consumo, este es un buen lugar para revisar los niveles y dar media vuelta en caso necesario.
Al regresar, podemos alejarnos unos 10 o 15 metros, donde encontraremos pequeños veriles paralelos a la costa, que permitirán ver otro tipo de fauna diferente a la vida de la primera parte del recorrido. Podremos ver nudibranquios del tipo Hypselodoris picta webbi, muy vistosos por su color azul oscuro intenso bordeado de amarillo.
Anémonas del tipo Telmatactis cricoides en infinidad de combinaciones, que van desde la típica blanca con rosa, blanca con marrón, blanca y verde o combinaciones en las que se mezclan colores en ausencia del blanco. Otras del tipo Pachycerianthus sp., enterradas en el sustrato arenoso, emergen de ella dejando a la vista sus tentáculos y boca para alimentarse. También se verán peces típicos de nuestras costas como los sargos, fulas, doradas, pejeverdes, pejepeines, etc.
Hay que tener precaución de no irse mucho hacia la izquierda y perder el contacto con las formaciones de la costa. El recorrido concluirá en la piedra blanca de inicio del mismo.
El Veril
No se necesita gran experiencia para este recorrido, aunque como siempre es recomendable el uso de brújula que corrija el rumbo en caso de despiste de orientación. El punto de salida será el muelle central, como en el recorrido anterior. Se iniciará la inmersión dejando la costa a nuestra derecha y siguiendo un rumbo 240º. Enseguida podrá verse un veril rocoso.
En esta inmersión podremos llegar a profundidades mayores que en la ruta anterior, aunque nunca se pasarán los 20 metros. La fauna que se podrá observar será prácticamente idéntica a la de la ruta anterior, aunque existe la posiblidad de, dependiendo de las fechas, encontrar gran variedad de peces cartilaginosos como puedan se mantelinas, tiburones ángel (angelotes), chuchos o tembladeras. Regresaremos al punto inicial con un rumbo inverso al seguido, que va desde los 30º a 60º.
Recorrido de la anémona
Este recorrido se inicia en el muelle central. Una vez en el agua, y a una distancia de unos 10 o 15 metros, podrá verse una formación rocosa que cae de los 5 a los 9 metros de profundidad. A su pie se encuentra una anemona de gran tamaño del tipo Telmatactis cricoides.
Siguiendo esa formación rocosa, dejándola siempre a la izquierda, existen algunas pequeñas grutas donde se pueden ver alfonsitos y otras especies de hábitos nocturnos, que se esconden en pequeñas oquedades del exceso de luz. Se podrá ver alguna que otra morena de tamaño juvenil o pulpos. A unos 50 metros de la primera anémona se podrá ver a nuestra derecha una formación que alberga una pequeña colonia de gusanos espirógrafos.
De regreso hacia la costa, una vez inspeccionada la formación, invertiremos el rumbo para regresar. Dejando la costa a nuestra derecha nos toparemos con la gran anémona, que será la referencia para comenzar la ascensión.