Así se lo hicieron saber al presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, y al alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo, durante su visita al rodaje, donde pudieron departir con Patrick McCormick y los oscarizados Graham King y Steve Starkey, tres laureados productores que quisieron mostrar su trabajo a las instituciones porque el apoyo público es fundamental, como de hecho lo fue la misiva que recibieron sobre el respaldo a la superproducción en Gran Canaria.
Acompañados por el consejero responsable de la Gran Canaria Film Commission, Raúl García Brink, y la primera teniente de alcalde de la capital, Inmaculada Medina, Morales e Hidalgo pudieron comprobar a su vez la magnitud del despliegue y el alto nivel de coordinación entre todas las piezas del engranaje necesario para el éxito de esta gran empresa.
Los productores quisieron que presenciaran también la grabación de una de las escenas y explicaron detalles como que se trataba de una secuencia que comenzó a rodarse en Londres y que continuaba en Gran Canaria y quedará unida por la magia del cine. Para la explicación, en la pantalla en la que se iba a ver en tiempo real el resultado de la escena que en breve protagonizarían ante sus ojos Pitt y Cotillard, primero mostraron la secuencia rodada en la capital británica.
Todo ello en el interior de la Fábrica de Hielo de Manuel Becerra, convertida en embajada alemana en Casablanca en el año 1942, donde el toque final de la arena sobre los adoquines terminó de transformar este enclave aderezado de coches antiguos, muchos de Gran Canaria porque aseguraron que encontraron coleccionistas “maravillosos”, y lucirán en la película junto a los que se trajeron de Londres porque ya formaban parte de las escenas grabadas.
Primero los dobles, luego los reales
Acomodados en un extremo de la “embajada alemana”, presenciaron como la escena se ensayaba primero con los dobles de los actores para ultimar los detalles técnicos, recorrido de la cámara, encuadres y planos, hasta que los gritos de las fans en las afueras anunciaron que Brad Pitt ya llegaba al set de rodaje, tanto que al minuto hizo aparición totalmente caracterizado de la época, así como Marion Cotillard, quienes enseguida se sumaron al ensayo, primero junto a los dobles y seguidamente en solitario hasta sincronizar la maquinaria.
Y así, tras los últimos retoques de vestuario y maquillaje, ahora ya fusil en mano, “¡action!” y “¡one more, please!”, además de la claqueta, fueron las exclamaciones que acompañaron los siguientes minutos en los que Brad Pitt y Marion Cotillard intentaban escapar de la embajada. Y todo en el relajado ambiente de los equipos que se saben con todos los detalles controlados y una disciplina fuera de duda tanto de los actores como del gran equipo que rodea su trabajo, lo que llevó a que tras varias tomas, Robert Zemeckis considerara que ya había obtenido la buena. Y es que, aunque corto, el plano secuencia tenía su complicación técnica.
Al término de cada secuencia comienzan los preparativos para la siguiente, lo que suele tardar hora y media en la que los actores se retiran a su caravana o incluso al hotel. El equipo prácticamente tiene asumido que Brad Pitt se acercará en cualquier momento a los fans que se agolpan en las vallas tranquilamente hasta que ven a su ídolo o lo confunden con algún extra, pues a veces la emoción les juega esa pasada, máxime sabiendo que con toda probabilidad se acercará.
Y es que él “asegura que es normal”, comentan en el equipo, pero otra vez le explican que no, que es una estrella, de hecho el comentario más generalizado es que en persona gana más, por su porte, su elegancia, y el aura que lo rodea.
Por cada día de rodaje, 2 o 3 minutos de película
En medio de la experiencia, los productores respondieron con gran interés las preguntas de los responsables públicos y explicaron con enorme cercanía que cada día de rodaje se traduce en dos o tres minutos de película y que rodar en estas condiciones, en medio de una ciudad, “no es tan fácil”, sin embargo en la capital grancanaria, de las pocas de Europa en las que se puede, “funciona”, lo que incrementa el potencial de Gran Canaria.
Las razones por las que es complicado son múltiples, desde cableados imposibles de salvar en las ciudades del este, a vías de tren, marquesinas y otras infraestructuras inamovibles, así como gobiernos que no le dan importancia a esta industria que, sin embargo, repercute en millones de euros en el lugar en el que se establece, lo que se suma a que en la Las Palmas de Gran Canaria además han podido contar con un perímetro cómodo para el volumen de personas que precisan, 400 personas, y el respaldo también de la ciudadanía, pues aseguraron que ha colaborado de forma ejemplar.
La Fábrica de Hielo, otra de las claves
Tanto es así, que en el caso de las viviendas situadas frente a la Fábrica de Hielo, un edificio en desuso desde 1982 que también hizo que el equipo se decantara por Gran Canaria, no hubo ni una luz encendida ni un flash de cámara, algo que valoran mucho y por lo que no ocultaron su agradecimiento también a la población, para lo que con meses de antelación se inició un minucioso trabajo de información.
También pudieron contar con el colegio contiguo a la Fábrica de Hielo, de modo que los extras estaban cómodamente instalados, unos extras que paseaban por el set ya fuera caracterizados de árabes o nazis con los que, una vez que concluyó la toma, Antonio Morales se entendió en perfecto castellano, no en vano eran de la zona y alguno de Maspalomas.
Los extras, las empresas y los profesionales contratados, entre ellos más de un centenar de carpinteros, pintores y escayolistas, también forman parte del conjunto de razones por las que los productores se han convertido en prescriptores de Gran Canaria como destino de producciones, personas altamente cualificadas que recomendarán el destino, y así lo aseguraron, algo muy importante porque el boca a boca en esta industria es clave.
Y en este caso, Gran Canaria ha tenido la suerte de contar con tres magníficos prescriptores, y es que no suele ser muy común que todos se trasladen a los lugares de rodaje, sin embargo la Isla ha contado con todos ellos, algunos con sus familias, y más de uno, entre ellos el director, Robert Zemeckis, sin desprenderse de la gorra de Gran Canaria, a la que también conocerán a través de una publicación fotográfica que el Cabildo les ha facilitado para que conozcan la multitud de localizaciones que tienen a su alcance en este continente en miniatura.