La consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria ha incoado expediente para declarar Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento, la obra escultórica ‘El Atlante’, del artista Tony Gallardo. Emplazada en la variante de El Rincón, la mencionada escultura se ha convertido en un icono del paisaje y en una referencia en el catálogo de las obras artísticas de carácter público con que cuenta la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.
La gran escultura de ‘El Atlante’ es el emblema visual del acceso a la ciudad por su zona norte. El artista grancanario Tony Gallardo inició su construcción en marzo de 1986 por encargo de Jerónimo Saavedra siendo presidente del Gobierno de Canarias, y fue inaugurada tres meses después por el rey de España, Juan Carlos I, en el contexto de la apertura de la variante de El Rincón, cuya obra dio comienzo en 1984.
Dos iniciativas solicitando la incoación de expediente para la declaración de esta monumental obra de Gallardo, considerado como uno de los grandes referentes del arte de vanguardia de Canarias, fueron presentadas en 2001 por Ana María Moreno Mederos y Rosa María Hernández Demetrio, a la que se sumó un año más tarde, la presentada por Francisco Travieso Guerra, en calidad de presidente de la Asociación de Vecinos La Barriada de Guanarteme y Chile. Desde entonces, la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario ha venido acopiando los informes técnicos que certifican que esta importante escultura posee los valores que exige la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias para declararla Bien de Interés Cultural.
Ahora el Cabildo deberá conceder audiencia a los interesados y cumplimentar el periodo de información pública, para luego reclamar los informes consultivos de los órganos previstos en la ley, para más tarde elevar el expediente de la declaración de BIC de ‘El Atlante’ al Gobierno de Canarias, que deberá resolver su definitiva declaración.
La escultura de Tony Gallardo tiene casi nueve metros de altura y está elaborada con piedra volcánica extraída de la zona de La Isleta y se ubica sobre una amplia plataforma cubierta con un manto de picón negro. Para su construcción fue necesaria una grúa móvil de diez toneladas y un equipo de siete hombres (los maquinistas Paulino Henríquez y Ceferino Hernández; el soldador Isidro Corujo; los tres albañiles Pedro León, Francisco Castro e Isidro Díaz y, el auxiliar Juan Rubio). Gallardo siempre defendió la vigencia de ‘El Atlante’ desde su interacción con el paisaje y la memoria del espacio en el que se ubica, una zona caracterizada por “la belleza ignorada de sus acantilados y sus increíbles perspectivas”, señaló Gallardo. “Es imposible implantar en este lugar una escultura sin establecer un nexo entre el pasado y el presente, sin rehabilitar la mudable identidad del lugar y recuperar los vestigios de su peripecia humana. Hay que remodelar el entorno de la carretera y restañar la herida abierta en el paisaje con su trazado”.
Por todo ello la escultura de ‘El Atlante’ está considerada como un logro técnico-artístico de un hombre que supo incluir en esta pieza ciclópea desde las canteras de La Isleta hasta el tránsito a las factorías portuarias del Norte de Gran Canaria, adhiriéndose a la tradición poética y la simbología de la insularidad que también reflejaron Tomás Morales, Quesada, Saulo Torón, Padorno, Agustín Espinosa o Plácido Fleitas, entre otros.