Las minas y minotes son sistemas de aprovechamiento de aguas subálveas, tal como explica el investigador Francisco Suárez su libro “Galerías filtrantes canarias. Las minas de Agua en Gran Canaria (1501-1950)”, publicado en 2014 por el Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria.
“Cualquier tipo de galería o mina de agua representa una estrategia de obra horizontal de captación de agua subterránea que, por propia gravedad, la conduce a un espacio abierto. El agua alumbrada de esta forma se regula y gestiona en primer lugar conduciéndola a un estanque regulador o, en su caso, a otros canales de distribución».
Hasta principios del siglo XIX casi todas las galerías filtrantes captaban aguas subálveas y algunas de los acuíferos colgados en montañas, y ya los portugueses del siglo XVI las denominaban minas.
La mina de agua es un estrecho túnel de entre 35 y 60 centímetros de ancho y de 80 a 120 de alto, entibado, con paredes y techo de piedras, que busca aguas subálveas en la capa de aluviones del cauce de los barrancos.
Esta sencilla estrategia de captación desarrollada por los grancanarios en los cauces de los barrancos sirvieron para regar huertas mediante una red de azudes y acequias de conducción hasta el cultivo, que eran regulados por albercones o depósitos de agua.
Así, la literatura científica denomina a estas obras hidraúlicas como galerías filtrantes, galerías drenantes y quanats, obras generalizadas por toda la cuenca del Mediterráneo y por América, a donde fue llevada la tecnología por canarios que emigraron y contribuyeron con su ingenio y experiencia a poner en cultivo y sacar provecho de las tierras vírgenes del continente americano, desde Venezuela México, pasando por el sur de los Estados Unidos, en la ciudad de San Antonio de Texas.