La Casa Museo Antonio Padrón-Centro de Arte Indigenista de Gáldar celebró este sábado un homenaje lleno de arte en memoria de la insigne galdense Pepita Medina, Hija Predilecta de la Real Ciudad de Gáldar fallecida hace unos meses. Las alumnas de la Academia municipal de Arte que lleva su nombre participaron este sábado en la realización de un mural colectivo con retratos e imágenes alusivas a la vida y la obra de esta insigne galdense.
Este homenaje a Pepita Medina, fallecida en octubre de 2016 a los 86 años de edad, fue organizado en colaboración con la citada academia artística y se incluye dentro de la programación de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer en el municipio, al mismo tiempo que se incluye en el programa Marzo-Mujer que impulsa la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria en los distintos espacios culturales y museísticos de la Isla.
La actividad, titulada ‘Mujer-es. Un retrato colectivo en homenaje a Pepita Medina’, fue coordinada por Javier Jiménez, profesor de la Academia de Pintura y Dibujo Pepita Medina. La idea previa partió en que cada participante -en su mayor parte mujeres- sería el encargado de componer su propia obra sobre un panel de 35×35 centímetros para, finalmente, montar el puzle que dio lugar a un mural que permanecerá expuesto durante el resto del mes en uno de los muros exteriores de la casa-museo.
“La idea es llevar a cabo una construcción colectiva de homenaje a Pepita Medina y, a través de su persona, a todas las mujeres de la Isla y del mundo”, destacó Jiménez, que subraya que existen motivos sobrados para la iniciativa por el gran legado que dejó la protagonista en el campo de la cultura en Gáldar.
Así, además del rostro de Pepita Medina, en el mural se incluyen imágenes que han representado su vida, como la Casa del Capitán Quesada, donde recibió el título de Hija Predilecta; la escuadra y cartabón que simboliza su trayectoria profesional como profesora de dibujo; las Vírgenes de La Vega y de los Dolores, de la que siempre fue su camarera en el Templo de Santiago; la flor de la heliconia, en recuerdo a sus famosos arreglos florales o las pintaderas del friso polícromo de la Cueva Pintada, en la que Pepita tuvo un papel muy activo en la defensa y puesta en valor antes de su declaración como sitio de interés arqueológico.
La huella dejada por Pepita Medina se percibe en varios ámbitos. Fue una de las pioneras de la agricultura ecológica en la zona norte de Gran Canaria y colaboró de manera infatigable de la Parroquia de Santiago de Gáldar en los arreglos florales, restauración de imágenes y en actos culturales y festivos, como la decoración de carrozas o elaboración de alfombras.
Tras su jubilación como profesora, en 1995, tuvo la genial idea de poner en marcha la academia de pintura, y de la que hoy «sus niñas» le han brindado este más que merecido homenaje en su memoria.