Los restos óseos y objetos personales de distinta naturaleza hallados a 40 metros de profundidad en el Pozo de Tenoya no dejan ningún margen de duda: corresponden al menos a una docena de personas represaliadas en el contexto de la Guerra Civil española.
En la mañana de hoy el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, acompañado del consejero de Cultura y Patrimonio Histórico, Carlos Ruiz, el alcalde de Arucas, Juan Jesús Facundo y Pino Sosa, representante de la Asociación de Memoria Histórica de Arucas, ofreció información concluyente sobre los hallazgos localizados por los arqueólogos en el interior del Pozo de Tenoya, entre los que figuran dos restos craneales, en algunos de los cuales se constata la presencia de lesiones compatibles con las que dejarían proyectiles de arma larga de fuego, a los que se sumarían diversos objetos y elementos de indumentaria personal como hebillas metálicas, correajes, calzado, una moneda perteneciente a la época de la República, así como restos de munición Mauser de armas largas empleadas hace 80 años (parte de ella sin detonar).
Antonio Morales manifestó el compromiso y el apoyo del Cabildo “a los familiares de las víctimas de la represión franquista, porque entiende que una sociedad democrática debe reparar el daño que hizo la dictadura asesinando a personas inocentes, rompiendo familias, desapareciendo a personas por el único delito de ser demócratas. La memoria histórica es el compromiso que tenemos los demócratas de hoy para con las personas injustamente asesinadas y con sus familias, para recuperar los cuerpos de las personas desaparecidas, conocer las circunstancias en que fueron asesinadas y devolver a sus familias los cuerpos y toda la información posible”.
Actualmente la consejería de Cultura y Patrimonio Histórico acomete en el Pozo de Tenoya la que está considerada como la última y definitiva fase de los sondeos en los que se viene trabajando desde el año 2013, con la finalidad de recuperar los restos humanos de personas represaliadas y arrojadas a su interior entre marzo y abril de 1937 tras producirse el golpe de estado dirigido contra el gobierno de la Segunda República. Según las fuentes orales hace ochenta años fueron arrojados a este pozo represaliados de Arucas y de otros municipios como Agaete, Gáldar y de la capital grancanaria.
El citado pozo, localizado en el mismo cauce del Barranco de Tenoya, cuya construcción debe remontarse a fechas previas a 1924, es un Bien de Interés Cultural, en la categoría de Sitio Histórico, integrado en el epígrafe de los denominados pozos de los desaparecidos durante la Guerra Civil.
Como se recordará, el pasado mes de marzo se identificaron a 35 metros de profundidad en dos galerías laterales de 14 y 30 metros de longitud cada una de ellas, los primeros restos óseos humanos aparecidos en el Pozo de Tenoya, en el curso de los trabajos de exhumación realizados por técnicos de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura del Cabildo y arqueólogos especializados en técnicas forenses de la empresa Tibicena. En las dos galerías citadas no se identificaron ni restos craneales ni ningún elemento material que no fuera material esquelético.
Restos de 12 personas
Desde que se iniciaron los trabajos que ejecuta la empresa especializada Pozos Medina SCP, que técnicamente están considerados como una intervención arqueológica, siguiendo los protocolos de exhumación que marca la ley, los 500 restos óseos localizados en los diferentes espacios de esta obra hidráulica corresponderían al menos a doce personas, todas ellas varones de edades comprendidas entre los 30 y los 45 años.
La fase final se acomete en el caño del pozo a unos cinco metros por debajo de la base de las citadas galerías, a una profundidad de 40 metros. Los técnicos estiman que aún quedan unos doce metros aproximadamente para concluir esta última fase de excavación que durará varios meses y en la que se invertirán 70.000 euros. La intención del Cabildo de Gran Canaria es proseguir con los trabajos hasta llegar al final del Pozo de Tenoya para verificar la existencia de más restos humanos.
Según la arqueóloga forense Marta Alamón “lo más significativo de esta nueva presencia de huesos humanos en el caño del pozo en el que se trabaja es que la concentración de restos es mucho mayor que la detectada en otras zonas, diversificándose además la representación anatómica”.
A partir de este momento, los trabajos van a centrarse en la exhumación, documentación, registro y levantamiento de los restos óseos humanos y el resto de materiales que se identifiquen por parte de personal formado en arqueología forense, y con la supervisión en todo momento del Cabildo de Gran Canaria, que asumirá los costes de los análisis de los trabajos bioantropológicos (diagnóstico de todos aquellos elementos de caracterización personal: sexos, edad de muerte, altura, marcadores de actividad física, de salud, etc.) que se llevarán a cabo en el Instituto de Genética Forense de la ULPGC.
Alamón avanza que en el curso de estos trabajos “se verificará si los restos humanos mantienen vínculos anatómicos entre sí (lo que facilitaría las labores de individualización) o si, como parece, se ha perdido cualquier conexión esquelética entre ellos. Todo ello, sumado a una valoración inicial de los restos humanos que se vayan exhumando, permitirá determinar la edad, circunstancias y condiciones de la muerte de estas personas y, si es el caso, los agentes naturales y antrópicos que hayan podido modificar el depósito inicial”.
Desde octubre del año 2013, fecha en la que se inician los complicados trabajos en el Pozo de Tenoya, solo se habían extraído con mucho esfuerzo gran cantidad de piedras, desechos y maleza, escombros de construcción de todo tipo e, incluso, una motocicleta y hasta el chasis de un camión.
El Cabildo ha invertido hasta la fecha en estos trabajos que se han venido realizando en el Pozo de Tenoya desde hace cuatro, de acuerdo con una resolución adoptada por el Pleno de la Corporación de fecha 26 de abril de 2012, una cantidad que supera los 320.000 euros.