El Cabildo de Gran Canaria ha adjudicado por la vía de urgencia los trabajos de reparación de las carreteras afectadas por el incendio que asoló la cumbre con un presupuesto de 1,8 millones de euros una vez valorado el informe técnico correspondiente, explicó hoy el consejero de Obras Públicas e Infraestructuras, Ángel Víctor Torres.
“Se hace necesaria la actuación inmediata para restituir los elementos funcionales dañados, importantes para la seguridad de la circulación”, agregó Torres, quien detalló que los trabajos han sido adjudicados a la empresa galdense Construcciones Rodríguez Luján.
Los principales elementos dañados son los sistemas de contención de vehículos como las barreras de seguridad, la señalización vertical, la señalización informativa, las marcas viales, los paneles direccionales, los hitos de arista, los captafaros de calzada, los hitos kilométricos y los firmes.
Las carreteras de las medianías y cumbre que presentan cuantiosos daños son la de San Mateo a Tejeda (GC-15), la de Los Pechos a Cazadores (GC-130), la de acceso al Pozo de las Nieves (GC-134), de Los Pechos a El Repetidor (GC-135), del cruce de Los Pechos a Los Pinos de Gáldar (GC-150), la antigua carretera de Tejeda (GC-156), el acceso a Cueva Corcho (GC-230), y la de Cueva Grande a Ayacata (GC-600).
Se trata de carreteras que no tienen una intensidad media diaria de circulación muy elevada pero realizan una función muy importante dentro de la red de carreteras. “Permiten la movilidad de los vecinos de los barrios de la zona y de los usuarios de los negocios de restauración y hoteles, y además los fines de semana aumenta notablemente el tráfico por los numerosos visitantes”, detalla el también vicepresidente primero.
Además son vías muy transitadas por los turistas, por lo que es necesaria la reposición urgente de la señalización informativa para la ubicación de los destinos.
Los trabajos incluyen también la eliminación de la arboleda que quedó totalmente carbonizada en los márgenes de las vías, pino y ciprés fundamentalmente, lo que supone un riesgo para la seguridad de los vehículos y los peatones por la posible caída sobre la calzada, como ocurrió en los días posteriores al incendio, cuando fueron retirados por el servicio de Conservación de Carreteras del Cabildo para garantizar la movilidad y seguridad de los usuarios.