El Centro de Artes Plásticas de la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario mantiene abierta hasta el próximo día 15 de octubre en la sede de la Casa Cachazo y Verde Aguilar de Gáldar (Calle Guillén Morales, 13) la muestra colectiva ‘Convivium’, comisariada por Teresa García Morales y organizada con motivo del centenario de la fundación de la Escuela Luján Pérez.
La mencionada exposición, que reúne la obra de dieciocho artistas cuyas trayectorias han estado vinculadas a la mencionada escuela, cuenta con la colaboración de la Concejalía de Cultura de Gáldar y forma parte del Circuito de Arte ‘Itineraria’ del Cabildo que traslada a varios municipios de la isla varias exposiciones. ‘Covivium’ puede visitarse gratuitamente de lunes a viernes, de 8.00 a 14.30 horas.
La muestra ofrece obras de Cristina Carrión, María Luisa Tray, Cayetano Martínez, Juan Antonio Déniz, Julio Viera, Eliseo Méndez Nieto, Paco Juan Déniz, Francisco Lezcano, Adriana Nazca, Octavio del Toro, Hueso Aixa, Valme García, José Luis Vega, Maite Bermúdez, Juan Cabrera, María Eizaguirre, Pedro Lezcano Jaén y Manuel García Núñez.
Como explica la historiadora del arte Laura Teresa García Morales en la hoja de sala editada para la ocasión de esta muestra, esta exposición es “reflejo del ejercicio de tolerancia que significaba el modo de aprender a pintar en la Escuela Luján Pérez, donde todo entrenamiento de creación era considerado legítimo si era sincero”.
Las obras que se presentan en esta exposición hallan su punto de encuentro en su componente surrealista, desde los espectaculares caballetes apilados en una de las aulas de la Escuela, de Cristina Carrión, hasta los bodegones de Juan Antonio Déniz, Cayetano Martínez o María Luisa Tray, cada uno en su particular estilo. Otros, rinden un manifiesto tributo a los maestros del Surrealismo, como Julio Viera, con su Salvador Dalí encajonado de ideas geniales, o Eliseo Méndez Nieto, con su Homenaje a Magritte, en una interpretación de su famoso cuadro El hijo del hombre (1964). Francisco Lezcano o Paco Juan Déniz, apuestan por un mundo de ensoñación, donde habitan seres fantásticos y tienen lugar situaciones imposibles.
Fascinantes también los rechonchos personajes de cuatro dedos de Octavio del Toro o las atmósferas fragmentadas de Adriana Nazca. Por su parte, Maite Bermúdez o Juan Cabrera, ofrecen una imagen casi pétrea del rostro humano, que parecen sugerir nuestra quebradiza consistencia.
Al igual que Pedro Lezcano, aunque éste se detiene especialmente en recrear las texturas de la carne, pone al descubierto de un modo que roza lo irreal, la vulnerabilidad de las personas ante la necesidad de recibir amor, y la delicada línea entre la desesperación y el cuerpo corrompido.