La alegría, la emoción y la “plena satisfacción” por el asombroso resultado final están marcando las últimas sesiones de trabajo del equipo de Factum Arte para la instalación en su emplazamiento definitivo en Artenara de la milimétrica réplica del calendario astronómico de Risco Caído, un facsímil que envolverá al público en la magia y el misterio del almogarén de la población aborigen de Gran Canaria.
Los especialistas de Factum Arte se concentran en esta fase culminante en aplicar las últimas pinceladas de resina acrílica para mimetizar por completo las juntas de la estructura, compuesta por más de cincuenta piezas. Esta reintegración en volumen y color pondrá colofón este domingo al proceso iniciado en julio por encargo del Cabildo y que comenzó con el escaneado en alta resolución de la cueva original para que cobrara vida en los talleres de la empresa en Madrid.
El consejero de Patrimonio Histórico de la corporación insular, Teodoro Sosa, felicitó en persona a los miembros de Factum Arte por su “extraordinaria labor” tras ser testigo de la destreza técnica y artística con la que proceden a concluir el facsímil a escala real del emblemático templo astronómico del Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, espacio declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Una de las componentes de Factum Arte, Carmen Pascual, explicó que “la gente que ha podido ver la réplica y que conoce la cavidad original se ha quedado muy sorprendida” al corroborar la exactitud con la que se ha replicado, micra a micra, la llamada cueva número seis del yacimiento de Risco Caído.
El equipo de Factum Arte, que viajó hasta Gran Canaria el pasado 8 de enero para la instalación, ha ejecutado facsímiles que han alcanzado eco internacional, como es el caso de la cámara funeraria de Tutankamón que se puede visitar en el Valle de los Reyes de Egipto, entre otros hitos del patrimonio arqueológico mundial al que ahora se suma Risco Caído.
La experiencia ha provocado una honda huella emocional en las personas que han participado en el reto de replicar la cavidad en la que el mundo aborigen grancanario midió el paso de las estaciones con la luz del sol y de la luna. “Cuando visitamos la cueva original sentimos mucho respeto y mucha responsabilidad. Y ahora, cuando veo hasta la última mancha de las paredes en la réplica, me doy cuenta de que el efecto que buscábamos se ha logrado”, confesó Pascual.
A su compañera Aniuska Martín también le llamó la atención tener que afrontar la reproducción de triángulos púbicos de Risco Caído casi idénticos a los presentes en la cueva de Kamukuwaká, petroglifo sagrado que representa la cosmogonía de los habitantes del Alto-Xingu de Brasil.
Trabajos previos a la inauguración
El facsímil ha sido ensamblado y anclado en un espacio excavado en la piedra en el interior del Centro de Interpretación de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, en el pueblo de Artenara. La próxima semana está previsto que comiencen las tareas relativas a la accesibilidad y el tránsito del público al interior de la réplica, cuya inauguración está prevista para el mes de febrero.
También quedan pendientes los ajustes relacionados con la proyección que recreará en el interior del facsímil el fenómeno lumínico que provoca la irrupción de la luz solar en la cámara original entre los equinoccios de primavera y otoño, seis meses que se sintetizan en segundos para mostrar su interacción con los triángulos púbicos, cazoletas y grabados en bajo relieve presentes en la cueva.
Además, recreará el efecto que se produce en determinados días del año en los que los rayos del sol parecen dibujar formas e incluso siluetas de apariencia humana. El viaje a las raíces ancestrales de Gran Canaria también simulará el momento en el que la luz de la luna llena penetra a través de la apertura que los aborígenes practicaron en la base de la parábola de Risco Caído.
La inmersión sensorial incluirá ambientación sonora y una grabación de audio en la que una voz femenina ilustrará sobre el significado de Risco Caído, almogarén donde la sociedad aborigen grancanaria estableció un vínculo con los astros para medir su tiempo en el mundo.