El barrio de Piso Firme saboreó este domingo la XXV edición de su popular Fiesta de la Cebolla, un evento con el que el Ayuntamiento de Gáldar rinde homenaje al esfuerzo de hombres y mujeres que durante generaciones han mantenido vivo este cultivo. Cientos de personas pasaron por la cancha polideportiva de Piso Firme para disfrutar del Grupo Folclórico Los Cebolleros de Gáldar, la Agrupación Cultural y Folclórica ‘Surco y Arado’ y Yeray Rodríguez, que amenizaron la jornada, de la bajada de Santa Rosa de Lima, de la entrega de premios a las cebollas rojas y blancas más pesadas, del homenaje a Rosa Delia Bolaños Cruz y hombres y mujeres que han participado en las últimas ediciones para sacar adelante la Fiesta de la Cebolla y del pescado encebollado que coronó la mañana a cargo de los PFAE Gáldar Cocina y Gáldar Restauración.
Fue la primera edición de la Fiesta de la Cebolla desde que el Pleno del Ayuntamiento de Gáldar aprobara por unanimidad iniciar el expediente para patentar la marca de garantía ‘Cebolla de Gáldar’. En este sentido, durante la jornada tuvo lugar la constitución de la Asociación de productores de cebollas de Gáldar por medio de la firma del acta fundacional y para celebrarlo se repartieron cerca de mil kilos de cebollas entre los asistentes, en mallas con una blanca y una roja con la etiqueta de la marca de garantía ‘Cebolla de Gáldar’. El evento, que organiza la concejalía de Desarrollo Socioeconómico, que dirige Tine Martín, y la Asociación de Vecinos El Juncal, está enmarcado en el programa de las 542º Fiestas Mayores de Santiago.
Teodoro Sosa, alcalde de Gáldar, felicitó a los premiados, a la homenajeada y resto de distinguidos pero especialmente «a todos quienes quieren este cultivo que durante generaciones se ha mantenido y ha hecho crecer este barrio». El primer edil dio las gracias especialmente a los cebolleros más jóvenes «que han querido seguir el testigo de muchas personas mayores que ya no están entre nosotros pero que siguen constituyendo la esencia de este pueblo, un producto que mantiene también unido a Gáldar y Agaete».
El alcalde también hizo referencia a la firma del acta fundacional. «Hoy es un día histórico. Ha costado mucho conseguir esta etiqueta que luce en las mallas que hoy regalamos con esta cebolla nuestra de tanta calidad y ahora vamos a intentar conseguir la Denominación de Origen Protegida y desde entonces cualquier cebolla que tenga el distintivo de ‘Cebolla de Gáldar’ sabrá la gente que tiene nuestro sello histórico de calidad», añadió.
Tine Martín, concejal de Desarrollo Socioeconómico, dio las gracias «a todas las personas que han trabajado para que esta Fiesta sea posible». «Estamos trabajando para que este sector siga prosperando. Damos las gracias a los hombres y mujeres que se dedican a este cultivo imprescindible para Gáldar y Agaete», aseguró el edil, que subrayó el hito que supone la firma del acta fundacional de la Asociación de productores de cebollas de Gáldar» y también trabajamos para conseguir la Denominación de Origen Protegida».
Asimismo, recordó que «en el año 1967 se intentó constituir en Asociación a los productores de cebollas pero no se consiguió. Y hoy, 57 años después, lo hemos logrado. Ha sido un trabajo enorme a través de la Concejalía de Desarrollo Socioeconómico, con todos sus técnicos, y de la Agencia de Extensión Agraria de nuestro municipio».
El elenco de premiados fue el siguiente: la cebolla roja de mayor peso la presentó Evelio Moreno Jiménez con 1,34 kilos por delante de la de Isidro Moreno Pérez, de 1,19 kilos. En cuanto al lote de diez cebollas rojas de mayor peso ganó Carlos Moreno Jiménez con 11,12 kilos por delante de Milagrosa Díaz Moreno, con 9,95 kilos. Mientras, en la categoría de cebollas blancas, la individual de mayor peso fue de Jorge Ramos Mendoza, de 1,54 kilos, por delante de Carlos Moreno Jiménez, de 1,50 kilos. Por último, el lote de diez cebollas blancas de mayor peso lo presentó Isidro Moreno Pérez con 13,28 kilos por delante de Evelio Moreno Jiménez, con un lote de 10,99 kilos.
Homenaje a Rosa Delia Bolaños Cruz
Durante la Fiesta tuvo lugar un emotivo homenaje a Rosa Delia Bolaños Cruz, de 53 años, y que dedicó más de una década de su vida al cultivo de la cebolla junto a un grupo de compañeras del que se siente «muy orgullosa y juntas nos entendíamos muy bien». Trabajadora del sector de la agricultura por cuenta ajena, se dedicó muchos años al producto típico en Piso Firme. «Es un trabajo muy sacrificado y duro pero muy bonito y reconfortante», asegura.
Rosa Delia recuerda que la de la cebolla era de las plantaciones más grandes a las que se dedicaba y a pesar de las inclemencias meteorológicas, reafirma la cebolla como uno de los productos más característicos del barrio. Residente en Piletas, su padre Antonio era trabajador municipal, su madre Dolores ama de casa y tiene tres hermanos. En la actualidad es trabajadora de limpieza en centros escolares y tiene dos hijos: Pedro y Qendara.
Concurso de tortilla
Esta fue también la primera edición desde que se inaugurara el pasado mes de enero la Plaza Crispe Vega de Piso Firme. A pesar de que Santa Rosa de Lima ya cuenta con una capilla en dicha Plaza, se mantuvo la tradición de la Bajada de la Patrona del barrio desde Las Rosas hasta la cancha polideportiva, acompañada en esta ocasión por las chácaras y tambores de Tagenza.
Además, en la noche del sábado se celebró un concurso de elaboración de tortillas con cebolla ‘Memorial Marcelino el Gomero’ para vecinos empadronados en el municipio en la Asociación de Vecinos. El primer premio fue para Gerardo Bolaños Henríquez, el segundo para Jonay Alonso Alvarado y el tercero para Adolfina Mendoza Moreno. Posteriormente, el escenario de la Plaza Crispe Vega fue inaugurado con una actuación musical de la Parranda ‘La última y nos vamos’ y una verbena a cargo de Juan Paulo.
Origen de la Fiesta de la Cebolla
El cultivo de la cebolla en Gáldar se remonta a los primeros pobladores tras la conquista de la isla, que encontraron en la zona de Piso Firme y Las Rosas el abono perfecto: el viento. Durante generaciones, agricultores y familias cultivaban las cebollas como ejemplo de agricultura autárquica, para consumo local, hasta que en el siglo XIX la crisis de la cochinilla y el empeño de grandes empresarios como David John Leacock hizo que se aumentara su producción para la exportación, a través del Puerto de Sardina, a otras islas o países.
La cebolla de Gáldar tiene algo especial que la hace única en el mundo: sus agricultores siguen apostando por las semillas tradicionales generación tras generación, una excepcionalidad debido a que los requerimientos del mercado presionan para que se utilicen variedades híbridas, más uniformes en tamaño, sabor y color, y que está provocando la desaparición de variedades locales.
De ahí que la cebolla de Gáldar haya evolucionado de manera distinta, sobre todo debido al viento, a la temperatura y a las características volcánicas del terreno, lográndose ejemplares de alto contenido en magnesio, fósforo y potasio, ligeramente dulces, con bajos niveles de grasa y un bajo contenido calórico de acuerdo a los análisis realizados por la Universidad Politécnica de Valencia.
Fruto de esa evolución han resultado cuatro variedades únicas en el mundo: la ‘Chata de Sardina’, achatada, violeta oscuro, con un picor medio, se recolecta en mayo y es la acompañante ideal para el gofio amasado y escaldado. Por su parte, la ‘Roja’ no tiene forma homogénea, es también violeta oscuro, se recoge en julio y agosto y se utiliza para ensaladas por su escaso picor. La ‘Blanca’ es poco homogénea, marrón, se recolecta en julio y agosto, y debido a su escaso picor es recomendable para guisos y frituras. Por último, la variedad ‘Embarque’ es achatada, marrón y se recoge en mayo, además es la más picante y menos cultivada, ideal para guisos y frituras.
Hace unos años se presentó en Piso Firme el libro ‘La cebolla de Gáldar, tradición y ciencia’, dirigido por los técnicos de la Agencia de Extensión Agraria de Gáldar y editado por el Cabildo de Gran Canaria en el que se hace un análisis de las variedades, características y sus propiedades nutritivas y medicinales, y recoge el saber de los agricultores y su esfuerzo por perpetuar las semillas.