El proyecto, financiado por el Servicio Canario de Empleo y promovido por la Mancomunidad del Norte, fue redactado por la oficina técnica del ayuntamiento de Gáldar y ha permitido junto a la formación y aprendizaje del alumnado en las citadas áreas, la mejora y puesta en valor de los accesos al patrimonio arqueológico de Bocabarranco y El Agujero así como el acondicionamiento de zonas verdes y espacios municipales.
El presidente de la Mancomunidad, Juan de Dios Ramos; el alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa Monzón; y el director general del Servicio Canario de Empleo, Alejandro Martín López, junto al director y profesorado del citado Taller de Empleo fueron los encargados de clausurar y entregar los diplomas que acreditan la formación del oficio de jardinería; pero además la formación integral en habilidades sociales, educación básica e informática.
Teodoro Sosa les felicitó por el trabajo realizado y el aprendizaje en las citadas áreas que ojalá pueda llevarles a más posibilidades y oportunidades de empleo. Al igual que el presidente de la Macomunidad quien señaló que es hora de invertir en estos proyectos que tantos objetivos alcanza en materia de formación y desempleo. Desde el Servicio Canario de Empleo se ratificó esta apuesta y su director general informó al alumnado de las acciones que están llevando a cabo en esta materia.
Tras las intervenciones de las autoridades, el director del taller de Empleo hizo un repaso al trabajo desarrollado en este último año: el vivero municipal, la zona de acceso a los yacimientos de La Guancha, La Enconada y Barrial, así como la Ciudad Deportiva San Isidro, con especial incidencia en el aprendizaje alcanzado en todas las facetas personales, tanto el trabajo en equipo como el recorrido en la mejora profesional; lo que les permite ahora salir a buscar y a encontrar un empleo mejor preparados.
La parte más emotiva la pusieron los propios alumnos que en sus intervenciones quisieron expresar su agradecimiento por esta experiencia de formación remunerada y por el aprendizaje en otras dimensiones sociales y personales. Con el grito “larga vida a los talleres de empleo” , hablaron desde la felicidad pero también desde la pena por llegar al fin de este recorrido que les ha servido para adquirir conocimientos y la práctica necesaria para posibles vías de inserción laboral.