Pocas horas después, el domingo al mediodía, y con la complicidad de algunos medios de comunicación antes hegemónicos que tienen la fea costumbre de publicarlo todo sin contrastar nada, el sindicato enturbiaba la actualidad sacando una nota de prensa realmente algo pasada de tiempo. Se trataba de despidos anteriores incluso al primer ERE del Ayuntamiento, nada menos que de hace más de dos años, y con unos datos que, como hemos publicado, estaban un poco inflados y obviaban una parte de la realidad que no les interesaba, por decirlo suavemente.

Pero centrémonos en esa jugada y en el papel que viene ejerciendo el sindicato UGT en los últimos años en el Ayuntamiento de Gáldar. Se han erigido en defensores absolutos de los trabajadores, teniendo incluso problemas con otros sindicatos que se han llegado a manifestar también públicamente asegurando que han roto la unidad sindical. Y no es de extrañar, porque ni el estilo que utilizan es precisamente suave, ni la situación del Ayuntamiento fácil.

Hay algunos miembros de UGT, empezando por su secretario general, que comparten sus cargos sindicales con aspiraciones políticas y militancia en partidos, pero deberían empezar a diferenciar la tarea que les corresponde como representantes sindicales, de la que les gustaría desempeñar como políticos de partido. Tener una guerra abierta con el grupo de gobierno, en la que no se puede permitir ni una sóla noticia positiva sin que salga inmediatamente otra negativa, aunque para ello haya que buscarla en el baúl de los recuerdos e inflar un poquito los datos, no beneficia a nadie. Ni siquiera a ellos, ni mucho menos a los trabajadores que representan, que más bien se han visto perjudicados incluso con el desenlace que han tomado sus derroteros judiciales.

La actitud de torpedear la gestión y todo lo que venga del alcalde y sus concejales sólo puede llevar a que Gáldar empeore. Judicializarlo y mediatizarlo todo, saltarse el diálogo y embarcarse en una pelea cargada de odio, no tiene ningún sentido ni en el ámbito de la empresa pública que es el Ayuntamiento, ni tampoco en el de la política. Y llevan ya demasiado tiempo con una estrategia demasiado clara de desprestigio casi personal del grupo de gobierno. Al alcalde le han acusado hasta de apropiación indebida en una especie de lucha fratricida cuyo fin legítimo, si es beneficiar a los trabajadores, no se ve por ningún lado. Muy al contrario, flaco favor les están haciendo.

Deberían aclararse y elegir la vía por la que quieren ir. Haciendo lo que hacen, parecen más movidos por intereses políticos que por los intereses de los trabajadores públicos que representan y que son. Fuera como fuese, mejor que decidan y repiensen su estrategia, porque por el camino que van, no se llega a ninguna parte.

Julio Mateo Castillo
Director de galdaraldia.es

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