Pero sin duda, estos carnavales de La Atlántida son el mejor icono, la mejor metáfora de la situación que Gáldar ha vivido en los últimos años. Una ciudad que fue sumergida bajo las aguas por las deudas y la mala gestión del pasado, y ahora resurge, después de algunos años de ajustes en el presupuesto y de medidas difíciles. Resurge con fuerza, con ganas de volver a ser y ejercer la capitalidad del Norte que durante años, al menos informalmente, como motor económico y de ocio, ha ejercido.
La mejora de la situación económica del Ayuntamiento, que ya tiene más números verdes que rojos, ha permitido volver a tener unos carnavales de altura, y seguramente no serán los mejores porque en los próximos años se podrá seguir mejorando y ampliando estas fiestas populares que cuentan siempre con una masiva acogida por parte de los galdenses. Las fotos del entierro de la Sardina han dado la vuelta a Gáldar en Facebook, donde las han visto más de 5.000 personas, y nuestras visitas se han disparado por la cobertura a estas fiestas, donde hemos ofrecido íntegramente, entre otras, la Gala Drag Queen, o galerías de fotos de todos y cada uno de los actos programados por la Concejalía de Cultura. Un indicador más de la buena acogida que estos carnavales han tenido entre los galdenses.
Ahora toca olvidarnos del disfraz hasta el año que viene y asumir la realidad. Pero la realidad cada vez es un poquito más positiva, gracias al trabajo y al esfuerzo de todos, y sobre todo de un grupo de gobierno con el alcalde, Teodoro Sosa, al frente que, a pesar de haber recibido probablemente las críticas y los ataques personales más duros de toda la historia democrática de Gáldar, no se ha desviado ni un segundo de la tarea de devolver a esta ciudad la estabilidad que necesitaba y que ahora empieza a tener.
La nueva realidad habla de inversiones importantes en nuestra ciudad, además de grandes proyectos de futuro, que permitirán generar empleo y mejorar los servicios públicos. Proyectos ya conocidos que ya han comenzado como el Parque Tecnológico o que están a punto de comenzar, como la nueva Bajada de las Guayarminas o el nuevo instituto, que si la Consejería de Educación cumple por fin, veremos su primera piedra este mismo año. Pero también inversiones que, aunque más discretas, no son menos importantes: el nuevo sistema de calefacción de las piscinas municipales, una nueva centralita municipal para ahorrar en la factura telefónica, la ampliación de la Residencia Genoveva Pérez, la nueva barredora, una nueva máquina para rebacheos, nuevos coches para la Policía Local, y otras inversiones que demuestran la mejora económica en las cuentas. Demuestran que el Ayuntamiento de Gáldar tiene más liquidez y puede empezar a invertir en sus ciudadanos sin dejar de cumplir con sus presupuestos.
Gáldar ya no es La Atlántida. Ya no está hundida ni entre las aguas ni entre las deudas. Se levanta erguida cada mañana, orgullosa de su historia, de su tradición, y sobre todo, ahora, también de su futuro. El drago plantado desde 1718 en las Casas Consistoriales ha sido testigo de nuestra evolución durante más de trescientos años, y seguirá siendo fiel observador del devenir de nuestra ciudad durante los próximos años, dando la bienvenida al futuro que está por venir desde el Puente de los Tres Ojos, diciendo bien alto: «Bienvenidos a la nueva Gáldar».
Director de galdaraldia.es