Vicente Antonio Guerra Hernández nació el 25 de noviembre de 1.932 en Las Palmas de Gran Canaria. Es hijo de Vicente Guerra Marrero (1.888-69), de profesión agricultor, natural de Arucas, y María Hernández Ramos (1900-80), ama de casa, oriunda de la Villa de Moya. Tiene 3 hermanos, Manuel el mayor, difunto, Juan, también fallecido, y Dolores.

Los 3 varones estudiaron en el colegio San Ignacio de Loyola en Las Palmas GC, y Dolores en el Sagrado Corazón. De sus tiempos de colegial Vicente recuerda lo estricta que era la educación de la época, de coger el tranvía llamado La Pepa cuando tenía dinero, y de volver a casa caminando, cuando no.

La infancia y primera juventud de Vicente se desarrolla en la Playa de Las Cantera, el Parque de Santa Catalina, en Quintanilla en Arucas donde vivían sus abuelos paternos, y la Villa de Moya de donde procedían los maternos.

La familia de Vicente era claramente agrícola, sus abuelos hicieron fortuna con el plátano y la cochinilla; el padre con los tomates y los plátanos, y Vicente hijo siguió con los plátanos, la alfalfa para alimentar al ganado que había en cualquier finca, y los pepinos.

Vicente empieza los estudios de Perito Industrial, que deja inconclusos; hace el Servicio Militar, y tiene sus primeras novias. Empieza a trabajar con el padre en las fincas de éste. Ya de entonces le viene su afición a aprender todo lo que puede sobre automoción y tratar de reparar todo lo que está en su mano.

Vicente Guerra padre tiene un serio revés económico, un viento traidor arrasa magníficos cultivos de tomates en el que había depositado sus expectativas. Las desgracias no vienen solas y empiezan los primeros problemas de salud. Vicente toma las riendas del negocio familiar y empieza unos cultivos innovadores para la época, plantar pepino holandés para exportar, en terrenos azotados por el viento, bajo plástico. Con la ayuda desinteresada de su amigo Ángel Macías y poco a poco junto a su hermano Juan y el encargado Pablo Castellano.

Al mismo tiempo que Vicente empieza con su negocio agrícola de exportación, contrae matrimonio con Luisa Gloria Navarro Pérez. En la familia de su mujer también son agricultores, se lleva muy bien con sus suegros, tanto que los puede considerar como sus segundos padres.

Del matrimonio con Luisa Gloria nacen María Luisa, Juan Diego y Vicente. Y consigue la gran ilusión de los matrimonios de la época: que sus hijos tengan lo que ellos no pudieron tener y fueran universitarios. Vicente tiene tres nietas María, Pino y Cristina.

A su hermano Juan le siguió su hijo Juan en el negocio familiar y a Pablo José Castellano, el encargado general, le siguió Martín Marrero vecino de Sardina. El tiempo de tener letras para empapelar una habitación pasa, y el negocio es próspero. Vicente goza de salud para disfrutar tranquilamente de la vejez y de sus nietas.

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