En concreto, a la inauguración, celebrada el pasado viernes, acudieron 344 personas, a las que se suman 748 en la jornada del sábado y 877 durante el horario de apertura del domingo. Además, coincidiendo con la jornada de puertas abiertas que celebran cada primer fin de semana de mes los centros museísticos del Cabildo, la Casa Museo Antonio Padrón recibió otros 395 visitantes el sábado y 415 el domingo, lo que hacen un total de 2779 visitantes que convierten esta exposición temporal en la que mejor arranque ha registrado en la amplia programación del museo durante el año.
Entre los artistas que han participado en esta iniciativa del centro dependiente de la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria figuran Ángel Sánchez, José Antonio García Álvarez, Cristóbal Guerra, Félix Juan Bordes, Manolo Ruiz, Manolo González, José del Rosario, Toño Patallo, Pilar Rodiles, Jorge Ortega, Gabriel Ortuño, Fernando Álamo, Fátima Suleiman, Miguel Panadero, Alfonso Crujera, Hildegard Hahn, Reinado Sola o Pepe Dámaso y otros profesores y alumnos de la Escuela Luján Pérez, entre otros.
La muestra permanecerá abierta hasta 27 de noviembre en la casa-museo (Calle Capitán Quesada, 3) y se enmarca dentro de su filosofía de promover la responsabilidad social fomentando la colaboración y cooperación entre instituciones y entidades que comparten fines como la cohesión social, la igualdad o la solidaridad. Posteriormente, las calabazas serán subastadas en la Casa África el 13 de diciembre con el objetivo de recaudar fondos para el proyecto “Escuelas de Wara Wara”.
En este caso concreto, un pozo de agua puede cambiar de manera notable la vida de los niños y niñas con los que trabajan las Escuelas de Wara Wara. Por un lado, permite un mejor acceso a los recursos hídricos y mejora la higiene y la salubridad. Por otro, facilita la escolarización de los menores que se ven obligados a recorrer grandes distancias para conseguir agua, un problema que afecta de manera especial a las niñas.
La exposición está relacionada con la obra de Antonio Padrón, quien no fue ajeno la fascinación que provocan las calabazas. Las suyas completan la exposición pintadas de negro lustroso, con estrías longitudinales de gris plata e intenso rojo. La combinación de negro y rojo es ancestral: son colores primigenios muy presentes en la decoración de cerámica neolítica y aborigen canaria: noche y sangre.