Las Fiestas Principales en honor a San Isidro Labrador arrancaron oficialmente la pasada noche con el pregón anunciador a cargo de la hija del barrio Adoración Delgado Mateos, conocida cariñosamente en el barrio por Dora. Un pregón cargado de recuerdos familiares y vivencias colectivas de una mujer que siempre fue pieza importante en la organización de las «fiestas de la juventud» en los años 60 y 70 del siglo pasado y de la que siempre ha destacado una importante faceta solidaria, colaborando en Cáritas parroquial, el rastrillo solidario para la ayuda a países deprimidos o en el proyecto Villa Teresita de La Isleta.

Dora fue presentada por su predecesora, Carmensa Padrón, pregonera del pasado año, una mujer a la que le unen lazos de amistad como «buenas vecinas» que han sido.

La pregonera realizó en su intervención un emotivo pregón, en el que no se olvidó de su familia, sus once hermanos, sus dos hijos: Ancor y Yerco y su nieto Adriel. También tuvo un recuerdo especial para muchas personas que ya no están entre nosotros, pero han contribuido a que el barrio y sus fiestas sean hoy lo que son. La voz de Marilia Monzón puso la nota musical a este bonito acto.

galdaraldia.es les ofrece el texto íntegro del pregón:

Pregón San Isidro Labrador 2017

Autoridades, sacerdote, familia, amigos, amigas, vecinos, vecinas.

¡Buenas noches!

Señor alcalde, muchas gracias por acompañarme esta noche importante para mí y mi familia, a pregonar las fiestas en honor a nuestro Santo Patrón San Isidro Labrador, ¡muchas gracias!

Mi agradecimiento a la comisión de fiestas por invitarme a realizar este pregón que en la medida que he ido elaborando he podido descubrir con palabras los sentimientos que han ido emanando en mí y que ésta noche les ofreceré.

Muchas gracias Carmenza por tus palabras, me siento muy agradecida que hayas sido tú, una buena vecina a la que le ha tocado hacer mi presentación. ¡Gracias, muchas gracias!.

A partir de aquí expresaré por medio de mis vivencias cómo en el camino de la vida he ido encontrando a muchas personas que con su sencillez, pequeños y grandes gestos, han sido y son un ejemplo de valores y de superación para nuestro barrio de San Isidro. Muchas de estas personas no se encuentran ya físicamente entre nosotros pero quiero tenerlas presentes porque creo que la importancia del ser humano está en el interior de cada uno.

Nací y me crié en la calle Párroco Hernández Benítez número 10 de este barrio, la calle principal por excelencia. Esta ha sido y es el refugio de mi familia materna, en ella como en muchos hogares antiguos vivíamos mis padres, mis 11 hermanos, mis abuelos Crístóbal Mateos y Pinito Sosa, como cariñosamente la llamaban, y yo.

Mi abuela, mujer trabajadora, sencilla y callada donde las hubiera. Mi abuelo, hombre trabajador de la tierra que salía todas las mañanas con su cesto de caña en el que llevaba el conducto para el sustento del día. ¡Qué alegría cuando lo veíamos llegar por la tarde y salíamos corriendo a su encuentro para ver qué nos traía en el cesto!, unas veces plátanos que le daban en la finca de los Aguilares, donde siempre trabajó, y otras veces naranjas chinas de los naranjeros del camino, eso para nosotros era una fiesta y nos sabía a gloria bendita, eso sí, nunca nos dejaba desconsolados. Hoy a estos gestos no se le hacen ni caso pero ahí nos demostraba día a día el cariño que nos tenía a todos nosotros. ¡Como han cambiado los tiempos que ya no se valoran las cosas pequeñas!.

Tampoco quiero dejar de mencionar a dos mujeres muy importantes para nosotros, mis tías Juana y Quela, hermanas de mi madre. Ellas nos veían como sus propios hijos y para nosotros, ellas eran como nuestras segundas madres, ayudaban a mi madre y así se le hacía más llevadero el trabajo de la casa.

Mis padres Carmelito Delgado como le conocían hombre serio, honrado, trabajador y enamorado de su camión, con una sola mirada controlaba al personal siempre trabajando para sacar adelante a su numerosa familia (aunque también le gustaba echarse un ‘wiskito’ jajajaja), los sábados sobre todo antes de llegar a casa visitaba a Juanito Mateos, otras a Antoñito Cabrera, a Andresito o alguna cantinilla que hubiese en el barrio, pero a sus hijos nunca les faltaba de nada, si sobre el mostrador habían manzanas, llegaba con una caja, otras veces con golosinas o con cajas de polos y chocolatinas, eso sí, la seriedad y la responsabilidad nos inculcó hasta el día de su muerte. Siempre nos decía que los lunes nunca se tenía que faltar al trabajo. Nos enseñó muchísimos valores uno de  ellos era  que había que administrar y a la hora de comprar algo primero se reunía el dinero y después se compraba.

Mi Madre, Pinito Mateos, mujer del pueblo, seria, responsable, orgullosa de sus hijos y con un carácter fuerte y dominante. Vivió su vida dedicada íntegramente al cuidado de sus hijos. Yo puedo afirmar que fue mujer celosa por los estudios de sus hijos y orgullosa de los logros alcanzados por cada uno de ellos. Sus características las mantuvo hasta que murió, con sus ideas muy fijas, si ella decía «no» era «no» y no teníamos nada que hacer. ¡Qué felices estarían hoy los dos rodeados de sus hijos,  nietos y bisnietos!

Con mi marido, Antonio Bolaños Mederos formé una nueva familia hace 38 años, en Camino de Laguete o Barranco del Canario, de esta unión han  nacido nuestros dos hijos: Ancor y Yerco, ellos son lo mejor que Dios me ha podido dar junto con mi nieto Adriel. Quiero pensar que son las pupilas de mis ojos, por ellos he gastado toda la energía de mi vida para hacerlos responsables y fuertes, tanto en sus estudios como en sus trabajos, inculcándoles valores como ser buenas personas y buenos amigos. Ellos, con mis 11 hermanos, mis 15 sobrinos, el resto de mi familia y yo formamos una gran piña con nuestras virtudes y defectos pero forman MI GRAN FAMILIA CON MAYÚSCULA.

Los recuerdos que tengo de mi infancia no son tan claros. Aprendí a leer y escribir en la escuela pública de San Isidro con la única maestra que había en su momento Josefa Suárez Taísma. A los 12 años me quitan de la escuela para ayudar en la casa y cuidar de mis hermanos pequeños, porque para mi madre sola era demasiado trabajo ( ya que mis tías  se habían casado). Tenía que ir a lavar al barranco o a la montaña de Amagro y después cargar con las bañeras llenas de ropa mojada, que para una niña de mi edad casi le era imposible cargar. Allí me pasaba las mañanas o las tardes. Aún están las troneras en donde lavaba.

A los 14 años ya trabajaba en el almacén de Don Juliano Bonny cobraba como una niña pero trabajaba como una mujer.

Mi niñez ha pasado de largo, siempre me he considerado una persona mayor por mis características, de hecho me siento muy bien cuando estoy con las personas mayores oyendo sus experiencias y aprendiendo de ellas.

Hablando de personas mayores, no quiero dejar de recordar a mis vecinas, la mayoría ya no están presentes. En primer lugar quiero nombrar a Bibiana y Eloísa, dos hermanas que vivían en una casa situada donde hoy en día está edificada la Asociación de vecinos, sobre todo a Bibiana a la que cuidé durante 5 años  casi por imposición de mi madre para que no se quedara sola de noche al fallecer su hermana. Cada noche que llegaba a su casa cansada de trabajar tenía que calentar una bolsa de arena para ponérsela en su pie, ¡vaya sufrimiento!, pero me quedó la satisfacción del deber bien hecho.

Cómo no mencionar a Chonita, Fefa Cabrera, Juanita, Felita, Fefita, mana Pepa, mana Lola, mana Jacinta y su nuera Ana, Lolita Linares, Manuel y Modesta y su hermana Quela, Pinillo y como no Florita la de la tienda  a la que acompañaba al merca de madrugada para traer las frutas y las verduras que luego vendería en su tienda), Lolita la de Ricardita, (mi madrina de bautizo) y mi vecina más próxima, mujer de pocas palabras, siempre guardaba en su corazón algún secreto de las dos .

Mención especial para Nicolasa y Pepito a quien acompañaba casi todas las tardes, que buenos ratos pasábamos con las bromas de Nicolasa cuando llegaba de las tierras. Siempre me decía: Dora las tierras dan mucho trabajo pero también dan comida, siempre compartía lo que traía conmigo.¡ Eran todos muy buena gente!.

El hecho de ser la mayor de mis hermanos tiene mucho que ver con mi vida, con mi carácter y con mi actitud de servicio. En mi juventud no todo eran deberes y obligaciones, también veníamos a la plaza, que era como el patio de todas las casas, en ella jugué con mis hermanos, mis amigos, después con mis hijos y ahora corro con mi nieto. En la plaza  nos reuníamos  un grupo de jóvenes, parte importante en mi vida, recuerdo con cariño a Manolo Cabrera, Manolo y Cristóbal Padrón, José Suárez, Victoria Jorge, Víctor Ruiz, Paco el de Consuelo, Concha y Nena Godoy, Pepa Sánchez, Adela Gil y mi amiga del alma Amparo Medina Godoy.

En esa época era cura de la parroquia Don José Molina Mendoza, sacerdote sencillo y humilde, hombre de fe, de puertas abiertas a sus compañeros que llegaban al barrio con inquietud y deseos de trabajar. Así llega a la parroquia en el año 67 un joven seminarista con sotana y breviario en la mano nos traía algo muy importante, nos hablaba del mensaje de Jesús de Nazaret ¿Saben quién era? Les hablo de Pedro Monzón Suárez, siempre acompañado de Santiago Benítez y Juan Jiménez conocido por Juanero “el cobrador”. Estos con el grupo de jóvenes antes mencionado nos pusimos en marcha con motivo de las “Fiestas de la Juventud”, de la noche a la mañana nos  convertimos  en protagonistas de nuestras propias vidas. No fue solamente organizar ordenadamente los actos festivos sino que lo verdaderamente cierto fue descubrir que para la vida hay otras alternativas que no son las mismas de siempre y que la juventud se vive una sola vez. A los mayores les pido que se animen y que su valiosa aportación y su experiencia puede marcar definitivamente la vida de los jóvenes. Sinceramente creo que no ha habido en Gáldar una movida juvenil tan hermosa como aquella donde organizábamos misas de jóvenes, convivencias, obras de teatro, vendíamos números por los pueblos, ayudamos a poner los pisos de la iglesia, vestimos a los papagüevos, hicimos alfombras, banderas, teníamos una tómbola y siempre nos sobraban unos durillos. Se eligió por primera vez la reina de las fiestas y su dama de honor siendo reina de la fiesta Milagrosa García con sus damas de honor Ina Godoy y Mary Suárez. Hablando de obras de teatro, aún recuerdo la obra cedida por Doña Nélida Suárez «Guillermo Hotel» donde una joven mujer que tenía sus facultades mermadas y que estaba interpretada por Fide en uno de los tramos de la obra decía «Alicante, Oh, que bonito es Alicante, yo no lo conozco pero me lo han dicho unos amigos míos que tampoco han estado en Alicante» de esta obra de teatro salieron unos cuantos matrimonios, como Manolo Cabrera y Pepa, José y Victoria, y como no, Antonio y yo.

Pasados 35 años aquel joven seminarista fue nombrado párroco de este barrio donde entregó los últimos años de su vida, compartiendo con niños y mayores.

Antonio y yo comenzamos nuestra tarea en catequesis en La Montaña, nos reuníamos con los niños todos los sábados por la tarde en las casas de protección oficial en aquel momento casa parroquial, de ahí pasamos a formar un grupo de catecumenado de adultos en Gáldar, en la casa parroquial y más tarde en nuestra parroquia de San Isidro. Nos dedicamos a los pagos de Los Quintana y el Agazal, nos reuníamos en mi casa donde teníamos espacio, junto a mi vecina Fefina, unos días reuníamos a los niños a los que le enseñábamos el evangelio en forma de teatro y otras con sus padres, que a veces venían con faroles por los caminos de tierra porque no había luz en las calles. ¡Cómo disfrutaban viendo a sus hijos explicar el evangelio! También teníamos dos grupos de confirmación que se reunían con Don Adán González y Don Pedro Perdomo. Como están oyendo, gran parte de mi vida ha sido servir a la comunidad y sigo estando dispuesta a continuar.

Hoy en día formo parte de Cáritas parroquial y desde el 2003 como “Madre solidaria” con proyectos en el Tercer Mundo entre ellos: Cabo Delgado en Mozambique, Camerún, Haití, Colombia, etc. He formado parte de los consejos escolares de los centros donde han estado mis hijos. Escuelas de padres dirigidas por Bonifacio Cabrera Escuelas de adultos en Marmolejos y Los Quintana donde lo he pasado muy bien. En mi vida he tenido tiempo para trabajar, educar a mis hijos, participar en diferentes organizaciones pero también para disfrutar del campo y de la playa, aquí un recuerdo a mi amiga Antonia María que nos dejó hace poco tiempo, con ella recorrí barrancos y calderas también nos  comimos muchos  sancochos bajo los riscos de Barranquillo el Vino, tiempos felices que no volverán.

A pesar que la vida va y viene, sus movimientos son como olas que suben y bajan, nuestras vidas también suben y bajan y este barrio ha vivido momentos esplendorosos por  lo que  hoy contamos con medios y recursos que hacen y posibilitan que los que aquí residimos podamos disfrutar del trabajo de todas las personas que nos han precedido, por este motivo mi homenaje y respeto a todos y cada uno de los que han hecho posible que hoy San Isidro cuente con  grandes instalaciones como la Asociación de vecinos, nuestro colegio del Barranco, el centro de profesorado, la Sociedad, la ciudad deportiva Venancio Monzón, el Tanatorio Municipal, la Iglesia y su plaza, servicios como supermercados, Farmacia, librerías, talleres, Joyerías y próximamente el techado de la cancha que se encuentra en el CEP que permitirá la realización de mas dinamización y actividades. Pero hay dos aspectos fundamentales que caracterizan a nuestro barrio y son la afición deportiva por el fútbol, transmitiendo el valor del deporte como agente comunitario y educativo y la gran tradición musical que se transmite de generación en generación, siendo cuna de grupos folclóricos infantiles y de adultos, de artistas que llevan el nombre de nuestro barrio con orgullo donde quieran que van. Para nosotros es un honor que el nombre de Santiaguito Machín y Carmelita Padrón, entre otros, sean un referente musical en la vida de muchos galdenses y canarios.

Toda esta experiencia vivida bajo la protección de San Isidro Labrador que nació en Madrid en el año 1070 y falleció en el año 1130.

Siempre se  caracterizó por su vivir sencillo, el hogar, el trabajo y la oración como el centro de su vida, todo su mensaje es de fidelidad al EVANGELIO, hombre fuerte y humilde que compartía diariamente lo que tenía para vivir.

Contrae matrimonio con María Toribia, (que será llevada a los altares más adelante como Santa María de la Cabeza), una mujer por la que es querido y que le acompaña y sigue sus pasos, sus vidas son bendecidas con el nacimiento de su hijo, dedicados al vivir sencillo  desde el cultivo de la tierra y al servicio de las personas necesitadas.

Dios siempre fue el centro de la vida de San Isidro, su fe nunca tuvo límites, oraba mientras hundía el arado en  la madre tierra, se encendía su ser en amor y así consiguió hacer algo que hoy necesitamos más que nunca, que el trabajo de cada día humanizara el mundo.

Hoy  nuestro Patrón San Isidro nos invita a interpelarnos ¿Nuestro vivir diario, nuestro trabajo, nuestro contacto con la tierra, necesita de nuestra implicación para que sea más humano y cercano?, ¿Qué aportamos o podemos aportar para construir un mundo más activo, más humano, justo y solidario?

San Isidro nos guía hacia Jesucristo y su Evangelio, tiene un camino especial, trabaja y ama el campo con cercanía, conoce todos los animales por su nombre, conoce sus debilidades y fortalezas… su vida es un ejemplo a seguir y como patrón nuestro nos invita a seguir ese camino.

Como San Isidro  nosotros también  tenemos cualidades y valores que vamos transmitiendo. Este es el verdadero sentido de las fiestas, celebrar juntos los acontecimientos vividos, las alegrías y los desencuentros, vivir la fiesta es abrir nuestro corazón al otro, dar nuestra mano al hermano, abrir las puertas de nuestras casas, engalanar nuestras calles, y ser de verdad nosotros mismo. Para vivirla hay una sola condición y es que nos hagamos presentes, que salgamos de la rutina diaria, compartamos nuestro tiempo, riámonos juntos, porque no tiene sentido que un pueblo celebre sus fiestas y no sea solidario con el hermano que sufre. Les invito a que participen de los actos programados por la comisión de fiesta que con tanto esmero y esfuerzo han preparado para que disfrutemos y también los que desde la parroquia se les ofrece para orar unidos a nuestro Santo Patrón San Isidro Labrador.

Por todo esto, me gusta mi barrio, donde nací, donde vivo y donde quiero morir.

¡Viva San Isidro!

¡Vivan nuestras fiestas!

¡Vivan nuestras gentes!

¡Buenas noches!

Muchas Gracias.

 

San Isidro de Gáldar, 29 de Abril de 2017

 

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