El municipio de Teror acogió este jueves uno de los días principales de la fiesta patronal de Gran Canaria, la Romería-Ofrenda en honor a Nuestra Señora del Pino. El municipio de Gáldar estuvo representado, como es tradición, por el alcalde, Teodoro Sosa, y miembros del grupo de gobierno municipal, acompañados de la Guayarmina, Daysi Moreno; el Bentejuí, Raúl Nuez y unos dos centenares de galdenses.

La preciosa carreta, titulada ‘Bodegón frutas y flores’, diseñada por el galdense Juan Martín, volvió a acaparar la mirada de las miles de personas que se dieron cita en la ofrenda de Gran Canaria a su patrona. La temática de este año hacía referencia a los productos de la huerta galdense, como los grandes racimos cultivados en la costa, las cebollas de Piso Firme, el queso de las medianías y otras verduras y hortalizas en la que predominaban los arreglos florales, también cultivadas en la Vega galdense. Desde tempranas horas de la mañana el diseñador, acompañado de trabajadores municipales, se dieron cita en el casco de la Villa Mariana para comenzar con la preparación de la bella carreta representativa de Gáldar.

Protagonista también, como cada año, Vicente Díaz con las fragancias a lavanda y romero que emanan del sahumerio, reviviendo una tradición de las casas canarias siglos atrás.

Sobre las 14 horas comenzaban a partir desde Gáldar las guaguas cargadas con cerca de doscientos galdenses que quisieron acompañar a la representación municipal en Teror. Entre ellos se encontraban también los miembros de la agrupación folclórica Surco y Arado, quienes fueron los encargados de amenizar la parranda. Y al principio de toda la comitiva, los niños encargados de portar el cartel con el nombre del municipio y encargados de pronunciar una ofrenda en forma de décima a la Virgen del Pino, Himar Morales y Lidia Sosa.

Unos 600 kilos de alimentos, frutas y hortalizas fueron donados por el pueblo de Gáldar durante la ofrenda, de la que se hará cargo de repartir la parroquia de Teror entre más de diez asociaciones que las harán llegar luego a los más necesitados.

Posteriormente, la parranda se trasladó hasta las calles de Teror, pero sobre todo al Castañero Gordo, donde cada año la representación galdense suele disfrutar de la velada hasta altas horas de la madrugada.

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