El magistrado titular del Juzgado de de Primera Instancia número 2 de San Bartolomé de Tirajana, Juan Manuel Hermo Costoya, notificó el pasado viernes el acuerdo de sobreseimiento provisional y archivo de la causa abierta contra Antonio Ojeda Bordón, alias “el Rubio”, por la desaparición y presunta muerte de Yéremi Vargas el 10 de marzo de 2007.
Esta fue la última línea de investigación de un caso que, después de 10 años, carece de pruebas concluyentes para incriminar a alguno de los sospechosos. Tampoco es la primera vez que se cierra en falso la investigación. El 7 de junio de 2011 se archivó provisionalmente por primera vez y se reabrió el 20 de octubre de 2012, cuando una pitonisa denunció que un cliente le había revelado las personas que supuestamente habían matado al niño y dónde estaba enterrado su cadáver, supuestamente, según la versión de la denunciante, en algún lugar de La Montaña de Gáldar.
Según publica este miércoles el diario Canarias7, “La pitonisa Vanessa P.A. compareció voluntariamente ante la Guardia Civil en octubre de 2012, y aseguró que un cliente, David S.O., le había desvelado que a Yéremi lo habían matado dos amigos suyos, y que él lo había visto. El cadáver estaba en Gáldar”.
El texto firmado por Antonio F. de la Gándata continúa: “Según el auto judicial que da razón a esta serie, Vanessa relató: «Durante las ocasiones en las que David acudió a mi domicilio, me comentó que sentía una fuerte atracción sexual por los menores y confesó que había cometido abusos sobre algunos, así como que sabía el lugar donde pudiera encontrarse enterrado Yéremi».
Agregó que, tras acudir «unas 14 veces» a su gabinete para que le echara las cartas, le había confesado «que había abusado de cuatro sobrinos menores, o que dos conocidos, Adolfo y Radien, habían sido los autores de la muerte de Yéremi, que lo sabía al haber sido él mismo testigo». Aseveró que el cuerpo del niño «estaría oculto en la Montaña de Gáldar» y que su muerte se había debido «a un asunto de tráfico de drogas con el que estaba relacionado el padre del menor desaparecido».
Tras esta declaración, se averigua que David tenía antecedentes por delitos y faltas de daños y amenazas y por denuncia falsa, que entre 2005 y 2009 había vivido a 500 o 600 metros de la de Yéremi y que dos de su hermanos vivían a cien metros del niño.
Igualmente, se confirma que era titular de un Opel Corsa.
El 5 de octubre de 2010, el menor P.I.L.R. había declarado que en los «instantes contemporáneos» a la desaparición de Yéremi había visto un Opel Corsa circulando en dirección prohibida por la calle de Yéremi.
Según el auto, a este menor se le toma declaración en 2015 y se da una «interpretación» a sus manifestaciones «distinta» a la inicial, como indicio de la implicación de Antonio Ojeda Bordón. Lo que señala el juez es que el 25 de marzo de 2015 el coche ya no era un Opel Corsa, sino el de Antonio Ojeda: un Renault 5 blanco”.