El Embajador de España ante la Unesco, Juan Perelló, se mostró hoy impresionado con las Montañas Sagradas de Gran Canaria y no solo dio “la razón a Unamuno” cuando la definió como una tempestad petrificada, sino que elogió su “belleza absolutamente singular” que reúne el requisito universal que requiere la Unesco para ser declarada Patrimonio de la Humanidad.

La unión de pasado, presente y futuro en el paisaje es “innegable”, de modo que los embajadores del Comité de Patrimonio de la Humanidad, ante los que defenderá la candidatura, “tendrán que rendirse ante la evidencia”, exclamó tras culminar el recorrido organizado por el Cabildo para mostrar el corazón de Gran Canaria a los participantes en las VII Jornadas de Risco Caído de la mano del consejero de Cultura, Carlos Ruíz, y los responsables del expediente.

Con “esta belleza condensada y la historia que acumula es más que suficiente para tengamos la inscripción a la Lista”, apuntó Perelló, quien considera que el paisaje cultural de Gran Canaria manifiesta la grandeza de la humanidad. “El ritmo de vida y el hedonismo nos lleva a pensar que lo hemos inventado todo nosotros”, pero la fe de los aborígenes y el control que tenían del firmamento demuestran “que la humanidad es más ancho de lo que creemos, nos da amplitud” de miras, prosiguió al tiempo que resaltó el impacto emocional que le ha generado transitar el enclave.

Para Eladio Fernández, asesor español del Programa de Itinerarios Clturales del Consejo de Europa, “la gran ventaja de venir es que es mejor de lo imaginado, es fantástico, tiene mérito más que suficiente para que la Unesco lo certifique y tenga el honor de unirse al club de sitios de la humanidad”, ya que además la originalidad, y la propuesta de Gran Canaria es realimente singular, es muy valorada por la Unesco. “Integra gente, cultura, antiguos pobladores… es caballo ganador”, sentenció.

Sus “colosales dimensiones” es lo más que impresionó a la coordinadora de los Planes Nacionales de Patrimonio Cultural, Carmen Caro, quien explicó que conoce bien el expediente, pero no hay fotografía que haga justicia a las dimensiones y a la profundidad del paisaje, que le recordó a las quebradas de los Andes, y sus numerosos perfiles, ya que contó 14 “uno detrás de otro, cosa que es un prodigioso”.

Tampoco hay imagen que transmita el ambiente, todo ello hay que vivirlo y experimentarlo ha hecho que se lleve “una fabulosa sorpresa” porque nunca llegó a imaginar el alcance de la caldera desplomada del corazón de Gran Canaria, sus cuevas, sus riscos o la integración de la cultura aborigen, y mucho menos la magnitud del hábitat troglodita que acoge, fuera para vivir o para sus rituales.

Asimismo, Caro elogió que el “fabuloso” proyecto incluya los celajes y la observación del firmamento que contemplaron los aborígenes, una propuesta no exenta de retos para que pueda ser disfrutada por la noche y que tiene una coherencia que también elogió.

La delegación, formada por una veintena de personas, culminó su recorrido en el Parador de Tejeda, donde también conocieron parte de la cultura isleña en forma de exquisita gastronomía, productos únicos diferenciados de los de otros lugares por el clima y la tierra volcánica de Gran Canaria, para así afrontar la tarde de conferencias que acoge hasta las ocho la Casa Colón, situado en otro marco incomparable, en esta ocasión el casco antiguo de Vegueta.

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