El 14 de septiembre de 1822, Jean François Champollion abrió de golpe la puerta del despacho de su hermano y gritó ¡lo tengo! Había logrado descifrar los jeroglíficos egipcios gracias a la piedra Rosetta. La misma emoción sienten desde hace diez años los investigadores con la aplicación de las nuevas tecnologías a su campo de estudio, el arte rupestre prehistórico. Juan Francisco Ruiz, profesor de Prehistoria y especialista en la comunicación gráfica de sociedades ágrafas, afirma que hemos vivido una revolución en la última década en las formas de aproximarnos al registro gráfico prehistórico. Uno de los ejemplos es el trabajo que ha realizado, junto a la también especialista, Cristina Oviedo, en la Cueva Pintada del Museo y Parque Arqueológico que la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario gestiona en Gáldar: El calco digital 3D y la fotografía gigapixel, cuyos resultados podrían asemejarse a un truco de magia.
Juan Francisco Ruiz. Sí, sí, tiene mucho de magia, incluso para nosotros. Cuando aparecieron estas técnicas, hace unos diez años yo me pregunté por qué no había visto yo esto antes y por qué he estado tantos años sufriendo (risas). Yo creo que esa es también la magia para el futuro espectador o usuario, el descubrimiento que te permiten.
¿En qué consiste el calco digital 3D?
Me gustaría resaltar que no se trata del calco digital, con el que llevamos trabajando hace años, sino que se trata del calco digital 3D. El calco tradicional es al final una imagen plana, una fotografía. Nosotros obtenemos fotografías, claro, pero las derivamos del modelo 3D con el que trabajamos. Es algo que se está haciendo en otros lugares, pero no es aún muy común y lo tenemos que destacar, somos uno de los primeros lugares en donde se está incorporando esta metodología que, sin duda, es el futuro.
¿Y la fotografía gigapixel?
Son dos productos complementarios, el calco 3D permite ubicar o definir los motivos que hay en ese espacio y la fotografía gigapixel lo que produce son imágenes continuas con una resolución macro o micro, dependiendo del tipo de cámara o lente que se utilice. En el caso de Cueva Pintada vamos a tener varias imágenes continuas de la cavidad, en las que en cada una de ellas se puede tener un nivel de detalle que está bastante por debajo del milímetro. Es decir, puedes ir ampliando y ampliando la imagen y no se acaba nunca. Y será impactante.
¿Qué aporta de novedoso la reproducción digital 3D de la Cueva Pintada?
A parte de la propia metodología, logramos una mejor precisión sobre el estado actual de conservación de los paneles decorados de la cámara y la aparición de algunos registros gráficos que, hasta ahora, o no se habían visto o se habían interpretado de otra manera. Con la aplicación de estos nuevos medios tecnológicos hemos podido identificar algunos círculos que no se habían visto hasta ahora, algunas manchas en el techo que sugieren una cierta decoración. Nos permite ver cosas situadas por ejemplo en el techo, con la dificultad que supone, ya que esta zona está muy deteriorada y es muy difícil de interpretar. Si tuviera que resaltar algo sería la aparición de algunos motivos, unidades gráficas, que ahora sí podemos identificar y de una manera mucho más completa.
¿Puede llegar a cambiar la interpretación?
Tanto como eso no me atrevería a decirlo, porque todavía no estaríamos en ese momento, quiero decir que tenemos un nuevo registro de lo que se conserva en las paredes de la cámara decorada, y, a partir de aquí, es cuando habrá que comenzar ese estudio de en qué medida alteramos o no las interpretaciones que se han realizado sobre lo que se hacía en la cavidad.
¿La aplicación de estas metodologías en otros casos les ha ayudado a reinterpretar los espacios?
Sí, en muchas ocasiones con el procedimiento que seguimos desde que se toman las imágenes digitales, se obtienen los modelos en 3D, se transforma esa visualización por medio de técnicas de realce de color hasta el resultado final, obviamente aparecen muchas cosas anteriormente no vistas. Hacemos visible lo invisible y en ese proceso claro inevitablemente surgen nuevas interpretaciones, o nuevas lecturas de lo que hay en esos sitios.
Dice que se realzan los colores, ¿qué encontramos en la Cueva Pintada?
Todos los pigmentos de la Cueva Pintada son minerales. Hasta ahora en los análisis que se han hecho no hemos identificado ninguna materia orgánica. Son todos ocres, tierras rojas y arcillas blancas. Se trata de una paleta de tres colores: fundamentalmente rojo y blanco, pero también hay áreas con un ocre amarillo muy pálido, que en ciertas zonas es como si fuera una capa de fondo y en otras creo que podemos empezar a hablar de que se ha utilizado como color. Durante mucho tiempo se consideró que había zonas pintadas en color negro, pero no se ha identificado ningún pigmento en esas áreas oscuras, por lo que tenemos que concluir que el juego entre los pigmentos de color y el soporte natural se tuvieron en cuenta a la hora de generar la composición. Los rojos son almagres, arcillas ricas en óxidos de hierro que han sido procesados de diferentes maneras para conseguir tonalidades distintas.
¿Cómo es el proceso?
Es complejo, ya que partimos de las texturas fotográficas de alta resolución que obtenemos a partir del modelo 3D y de lo que trata es de diferenciar las áreas pigmentadas del fondo, utilizando exclusivamente técnicas digitales. Se han creado capas con un programa específico de tratamiento fotográfico en el que se van aislando los colores y los motivos siguiendo el orden estratigráfico con el que fueron dispuestas para cada una de las áreas de la cámara decorada. Finalmente se les da un color acorde al que tenían en origen y con toda esta información gráfica se “recompone” ese friso corrido que constituye la decoración de la Cueva Pintada.
¿Qué supone la aplicación de estas nuevas metodologías para su campo de estudio?
Es el punto de partida de una nueva aproximación a la conservación del espacio. Porque ahora y gracias a estas técnicas tenemos un control muy preciso de dónde se ubican los elementos que se deben conservar y vamos a poder medir cómo cambian a lo largo del tiempo. Nos va a permitir tener un control de esa evolución y, a partir de ahí, identificar los procesos de alteración que están afectando a la cueva.
Juan Francisco Ruiz impartirá una conferencia sobre los trabajos realizados en el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada el viernes, 17 de julio, a las 19:00 horas. La entrada es gratuita hasta completar el aforo, por lo que es necesaria la inscripción previa a través del teléfono del centro 928 895 489 (ext.3), de 9:00 a 14:00 horas.