Según concluye un experimento realizado durante nueve meses con 221 niños y que se detalla en la revista Pediatrics, los niños que realizan actividad física entre moderada y vigorosa durante al menos 60 minutos al día después de salir de la escuela registraron una mejora sustancial en su capacidad para prestar atención, evitar la distracción y cambiar entre tareas cognitivas.
«»Mejoraron en flexibilidad cognitiva, lo que implica el cambio entre tareas intelectuales»»
La mitad de los sujetos del estudio fueron asignados aleatoriamente a seguir un programa después de la escuela y el resto fue colocado en una lista de espera. Todos los participantes se sometieron a pruebas de imagen cerebral y cognitiva antes y después de la intervención. «Los que estuvieron en el grupo de ejercicio recibieron una intervención estructurada que fue diseñada de la forma que les gusta a los niños moverse», señala Charles Hillman, profesor de Kinesiología y Salud Comunitaria de la Universidad de Illinois (EE UU) y director del estudio.
La intervención, llamada FitKids, se basa en el programa de ejercicios CATCH, una iniciativa de promoción de la salud basada en la investigación que fue inicialmente financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y ahora es utilizado por las escuelas y los departamentos de salud en todo el país. Los niños en el grupo de ejercicio FitKids llevaban monitores de la frecuencia cardiaca y podómetros de la durante la intervención.
«De media, las tasas cardiacas de los niños corresponden con un nivel de moderado a vigoroso a la intensidad del ejercicio y un promedio de alrededor de 4.500 pasos durante la intervención de dos horas», detalla Hillman. Los niños estaban activos unos 70 minutos al día y, como era de esperar, la aptitud aumentó más en el grupo de intervención en el transcurso del estudio. «Hemos visto un aumento de 6% en la aptitud de los niños en el grupo de intervención FitKids», resalta Hillman.
«»Son seres sociales que hacen ejercicio en un entorno social: es divertido y hacen amigos»»
Los niños que realizaron el programa de ejercicio también mostraron aumentos sustanciales en la «inhibición atencional», una medida de su capacidad para bloquear las distracciones y concentrarse en la tarea en cuestión y mejoraron en «flexibilidad cognitiva», que implica el cambio entre tareas intelectuales, manteniendo su velocidad y precisión. Los niños del grupo de control de lista de espera registraron mejoras mínimas en estas medidas, en línea con lo que cabría esperar como resultado de la maduración normal durante los nueve meses, según Hillman.
«Los menores en el grupo de intervención mejoraron dos veces en comparación con los niños en lista de espera en cuanto a su precisión en las tareas cognitivas –subraya–. Y encontramos cambios generalizados en la función cerebral, que se refieren a la distribución de la atención durante las tareas cognitivas y la velocidad de procesamiento cognitivo. Estos cambios fueron significativamente mayores que los mostrados por los niños en lista de espera».
Las mejoras observadas también tenían que ver con la tasa de asistencia, de manera que una mayor asistencia se vinculó con un mayor cambio en la función cerebral y rendimiento cognitivo. «El hecho es que los niños son seres sociales, que realizan actividad física en un entorno social. Una gran razón por la que los niños participan en un entorno deportivo estructurado es porque les resulta divertido y hacen nuevos amigos. Y esta intervención fue diseñada para satisfacer esas necesidades también», concluye Hillman.
Fuente: 20 Minutos- Salud