La doctora Susana Monereo, miembro del Grupo de trabajo de Obesidad de la SEEN, advierte de que «la prevención es la única manera de atajar el problema, siendo los grupos más vulnerables los niños, los adolescentes y las gestantes, en los que hay que incidir». En este sentido, explica que, como opciones terapéuticas, «se encuentra el desarrollo de nuevos fármacos, agonistas del receptor de GLP1 y los SGLT2, fármacos que van en este camino y que han demostrado ser capaces de controlar la glucemia y reducir peso». Éste y otros temas de gran relevancia han convertido a este congreso en el evento de máxima referencia y prestigio en el ámbito de la Endocrinología y la Nutrición, con más de 1.200 participantes en esta edición.

EL PAPEL DE LAS HORMONAS

Los estrógenos son capaces de regular el peso corporal y se ha descubierto, recientemente, que pueden también disminuir la conducta de comer compulsivamente», afirma el doctor Rubén Nogueiras, profesor titular del departamento de Fisiología de la Universidad de Santiago de Compostela. «Hay numerosos trabajos que demuestran que los estrógenos reducen el peso, al disminuir la ingesta e incrementar el gasto energético. Asimismo, la disminución o ausencia de las hormonas, como por ejemplo en la menopausia, induce la ganancia de grasa», ha explicado este experto, a la vez que ha asegurado que «las hormonas realizan estas acciones

–que se producen a través de los efectos que los estrógenos ejercen en diferentes tejidos, en especial en el encéfalo– regulando la ingesta y las calorías que gastamos, además de regular la distribución de la grasa corporal». «Otro trastorno hormonal frecuente en obesidad es la falta de testosterona que se asocia a alteraciones del colesterol, diabetes y elevada tensión arterial. Todo ello provoca mayor mortalidad cardiovascular», sostiene la doctora Silvia Pellitero, del Hospital Germans Trias i Pujol.

Según los datos que ofrece esta experta, «la asociación entre hipogonadismo y obesidad es de hasta un 50-70 por ciento en los pacientes con obesidad grave, incluso existen datos de una mayor prevalencia (75 por ciento), aunque varían en función de la metodología con que se ha determinado la testosterona en cada laboratorio». Si bien, la mejoría del hipogonadismo resulta más efectiva tras la cirugía de la obesidad (bariátrica), ya que, tal y como apunta, «la pérdida de peso y las consecuencias negativas de la obesidad se revierten de manera más sostenida».

MANIPULAR LA LONGEVIDAD

«Cada vez sabemos más acerca de cómo y por qué envejecemos» afirma el doctor Rafael de Cabo, investigador del «National Institute on Aging de Baltimore» (EE UU.). El experto confirma que, en la actualidad, investigadores y especialistas en endocrinología «podemos manipular en el laboratorio la longevidad y retrasar la aparición de enfermedades crónicas a través de diferentes intervenciones. Algunas se podrán llevar a la clínica, mientras que otras servirán para entender los mecanismos y principios básicos que están detrás de los procesos de envejecimiento».

Envejecer de forma saludable es un objetivo para el ser humano, pero para conseguirlo, de Cabo subraya que «invertir en investigación y desarrollo es fundamental y necesario” y plantea algunas preguntas: “si la vida media saludable asciende a los 90 años, ¿nos deberíamos retirar a los 60 ó 65?, ¿aparecerán otro tipo de enfermedades o síndromes que aún desconocemos?». Aunque las necesidades energéticas y nutricionales van cambiando con la edad y las demandas energéticas dependen de cada persona, profesión, medio ambiente, etc., de Cabo confirma que conocer la dieta ideal para cada etapa es el objetivo de los investigadores que en la actualidad están tratando de «definir qué, cómo y cuándo es aconsejable comer a cada edad». En cualquier caso, lo que resulta evidente es que «la receta milagrosa para alcanzar una longevidad saludable pasa por comer bien y hacer ejercicio de forma regular: son las únicas dos cosas que sabemos con seguridad que funcionan muy bien en los seres humanos», asegura el especialista. Basándose en los últimos datos publicados sobre cómo favorecer una longevidad saludable a partir de intervenciones nutricionales, de Cabo explica que «sabemos el papel que juega la dieta en la salud y en la incidencia de enfermedades crónicas, y ahora estamos intentando entender cuáles son los mecanismos de acción de algunos de los compuestos que se encuentran en estas dietas saludables».

EVITAR LA DIABETES

En los últimos años, se han producido muchos avances tanto en fármacos como en tecnologías que facilitan el tratamiento de la diabetes y mejoran la calidad de vida de estos pacientes. Sin embargo, «todos estos avances conllevan un elevado coste que, de no frenarse el ritmo de crecimiento de esta enfermedad crónica, puede hacerse insostenible para el sistema sanitario», ha alertado el doctor Víctor M. Andía, médico adjunto del Servicio de Endocrinología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid. ¿Cómo parar esta epidemia? Es preciso un tratamiento enérgico de los factores de riesgo, sobre todo de la obesidad, ya que, actualmente, «casi la mitad de los casos de diabetes tipo 2, enfermedad cuya prevalencia en España por encima de los 30 años es sobre el 14 por ciento, se podría prevenir si se mantuviera una actividad física regular (más de cuatro días por semana) y una alimentación saludable, lo más cercano al concepto de dieta mediterránea», ha explicado el doctor Luis Alfonso Calle, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

TIROIDES

Los nódulos tiroideos son un hallazgo clínico frecuente. «Más del 50 por ciento de la población adulta mundial tiene al menos uno», confirma el doctor Marcel Ernesto Sambo, endocrinólogo del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. El 85 por ciento de los nódulos tiroideos son benignos, predominantemente sólidos y, en la mayoría de los casos, asintomáticos y se pueden manejar con observación ecográfica y seguimiento periódico. La cirugía es un procedimiento seguro pero conlleva complicaciones hasta en 10 por ciento de los casos, precisa anestesia general y, en muchos casos, implica la hospitalización del paciente y además, genera hipotiroidismo. Por ello, el especialista afirma que «la ablación por radiofrecuencia (ARF), utilizando la técnica de ‘‘moving shot’’, es hasta la fecha la más prometedora de las técnicas utilizadas para el tratamiento de los nódulos tiroideos de manera no invasiva, Se basa en la ablación térmica percutánea por agitación y fricción entre partículas, permite realizarse por punción con anestesia local y de manera ambulatoria». La AFR se ha asociado con una media de reducción de volumen de los nódulos del 80-94 por ciento en 4-12 meses, con disminución de los síntomas previos en la totalidad de los casos y presenta una tasa de complicaciones inferior al 3 por ciento, permaneciendo con función tiroidea normal prácticamente la totalidad de los casos. «la AFR se plantea como una posible alternativa eficiente, segura y coste eficaz a las terapias tradicionales», concluye Sambo.

Fuente: La Razón-Salud

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