El cerebro -en palabras de Javier de Felipe- es como un bosque espeso. Un terreno complejo y aparentemente impenetrable de neuronas cuya interacción da lugar al conocimiento y al comportamiento. Diversos trabajos científicos han puesto de manifiesto que la morfología y topografía del cerebro humano se repite en algunos elementos de la naturaleza. De la reflexión acerca de estos procesos surge la exposición de Cristóbal Guerra ‘Paisaje cultural. Paisaje neuronal’. A lo largo del pasado año Guerra ha estado centrado en una reflexión sobre la amígdala, una parte de nuestro cerebro esencial para entender las emociones.
La exposición puede visitarse de martes a domingo, de 10.00 a 18.00 horas.
‘Paisaje cultural, paisaje neuronal’ recoge parte del trabajo último de Cristóbal Guerra. Hablamos de las series ‘Paisaje neuronal’ –que da nombre a la exposición- y ‘Cerebros coralinos’. La primera incluye una selección de óleos y acrílico sobre loneta, entre los que destacamos el homenaje que el pintor realiza a Celso Martín de Guzmán con su ‘Retrato de Celso Martín de Guzmán después de contemplar, por vez primera, la Cueva Pintada’, una pieza que, por su significación para el artista, se ha escogido como cartel de la muestra.
Se incluyen también en esta serie otras referencias significativas como ‘Impression, soleil levant’ –un homenaje a uno de sus pintores de cabecera, Monet-, ‘Maiestas Domini’ – otra referencia a la historia de la pintura a través del Pantocrator románico- y ‘Cerebro Atlántico’ –un paso adelante en la imagen de la isla como una «casa sobre el agua» que el artista ha desarrollado desde hace ya algunos años-.
Presenta Guerra en esta muestra una segunda serie –‘Cerebros coralinos’- integrada por esculturas realizadas con sarmientos de parras. Obras que enlazan con sus trabajos en torno a la cultura del vino que podremos conocer más en profundidad en el proyecto que prepara con Tato Gonçalves y que se inaugurará a finales de año en el San Martín Centro de Cultura Contemporánea. En la serie ‘Cerebros coralinos’ encontrará el visitante de la Casa-Museo Antonio Padrón, Centro de Arte Indigenista otras referencias que perduran en su obra a lo largo del tiempo. Encontramos, por ejemplo, la dualidad ‘Palas Atenea’ / ‘Medusa’, la eterna disputa entre la razón y la ira, algo que nos debería hacer reflexionar en estos tiempos.
Levanta también Guerra nuevos homenajes en esta serie, como las piezas dedicadas a Juan Hidalgo, personaje clave en la cultura canaria del siglo XX; Jacques-Yves Cousteau, uno de los grandes divulgadores de la biodiversidad marina; y a Ramachandran – ‘Miembro fantasma’- uno de los pioneros de la neuroestética.
‘Paisaje cultural, paisaje neuronal’ es una buena oportunidad para regresar al Museo Antonio Padrón y para conocer más de cerca la producción de Cristóbal Guerra, uno de nuestros artistas de la generación de los ochenta más inquietos.