El acto comenzó con la proyección de los documentales titulados ‘Madre e hija: Eloisa y Fina, mujeres rurales’ y ‘Micaelita’, obra del historiador local Pablo López.
Posteriormente tuvo lugar la lectura del pregón del Día Internacional de la Mujer Rural a cargo del citado Pablo López y del arquitecto Paco López, antesala de la lectura del testimonio en primera persona escrito por la tejedora Victoriana Mendoza, que fue leído por una de sus nietas.
Pero sin duda alguna, el momento más emotivo del acto tuvo lugar con el homenaje a María de las Nieves Mendoza Pérez, nacida en Caideros de Gáldar en 1928.
Siendo muy pequeña, María de las Nieves se sintió atraída por la magia del telar y desde niña, sentada en la falda de su abuela ‘Cha’ Teodora la de Pico Viento, cuando apenas llegaba con los pies a los pedales del telar, ya tiraba la lanzadera entre la urdimbre de lana.
Desde ese entonces y hasta ahora, el telar ha sido el centro de su vida y son infinitas las piezas de lana, trapo o lino que han pasado por sus manos. La constancia y el cariño hicieron virtud de su trabajo y sus labores alcanzaron con los años un alto grado de excelencia. La reconocida exquisitez de sus trabajos ha traspasado las fronteras de la isla, recibiendo encargos incluso de la Península y el extranjero. María de las Nieves, casada con el zapatero y artesano José González Gil, dejó hace unos meses la retirada de los telares.
La jornada finalizó con una demostración de hilados de lana y un brindis. Esta iniciativa de la Casa-Museo Antonio Padrón-Centro de Arte Indigenista se enmarca dentro de un programa que incluye durante el presente mes de octubre los talleres ‘Mariposas de lana cardada’ y ‘Artejiendo’, impartidos por Lesley Bohnke, Luis Alzola y Radmila Poznanovic.
Además, hasta el próximo 30 de octubre permanece abierta la exposición ‘Des/Plegar Traperas’, de Paco López. El autor explica que “el fundamento esencial de esta exposición es rescatar las traperas de esa especie de abandono en el fondo de los cajones, los roperos y las cajas de madera de tea para ponerlas en primer plano y darles un protagonismo absoluto. De esta manera, y con los pliegues que van dándoles formas geométricas, comprobamos que detrás de las traperas hay mucho más de lo que siempre hemos visto”.
Las traperas tienen su origen en la tradición de reciclar la ropa usada y ya casi inservible. Las prendas se hacían trizas y de ahí se elaboraban los ovillos que luego se llevaban a las tejedoras. Una costumbre que todavía se mantiene con vida, aunque no tanto como antiguamente. De hecho, las doce traperas plegadas que integran la exposición proceden del municipio de Gáldar y una de ellas de un telar de Acusa, en el municipio de Artenara.