Cita con la memoria este sábado en el cementerio municipal de San Isidro. Se rendía un emotivo homenaje a aquellos 17 hombres que la madrugada del 1 de abril de 1937, en plena guerra civil, desaparecieron de sus casas para no volver más. Fueron apartados de sus seres queridos y despojados de los mas valioso para cualquier ser humano: la vida. Y todo por no esconder su defensa de la democracia y la libertad.

A los familiares de todos ellos fue dirigido este acto, a quienes les puso voz Catalina Martín, familiar de una de las víctimas de la sinrazón, quien acertadamente manifestó que «no gana quien tiene el poder y mata; triunfa quien muere injustamente porque serán recordados en la historia por morir por una lucha justa».

En abril de 2011, Gáldar pudo dar sepultura a seis de ellos, que actualmente descansan en el cementerio de San Isidro. Ellos fueron los hermanos Antonio y Juan García Castillo, Prudencio Pérez Perdomo, Francisco Ossorio Medina, Manuel López Perdomo y Manuel Ríos Santana encontrados todos ellos en el pozo de Llanos de las Brujas, en el municipio de Arucas.

Pero aún siguen desaparecidos Francisco Delgado Quesada, José Macías Sosa, Juan Moreno González, Juan Quintana Sosa, Narciso Rodríguez Sosa, Juan Artiles Vega, Bartolomé Vega Trujillo, José León Medina, Julián Quintana Sosa, Francisco Trujillo Rodríguez y Francisco Santana Santana, cuyos cuerpos se sospecha que pudieran encontrarse en el pozo de Tenoya.

Precisamente en estos momentos el Cabildo de Gran Canaria, quien estuvo representado en el acto por la consejera Inés Miranda, está realizando las excavaciones, trabajos que dieron sus primeros frutos el pasado 14 de marzo con la aparición de dos cuerpos.

El alcalde del municipio, Teodoro Sosa, también estuvo presente en el acto, y reclamó justicia para aquellos a los que sus familiares no han podido llorar y sepultar con la dignidad que merece cualquier ser humano y recordó que una sociedad no podrá avanzar mientras una parte de la sociedad se sienta vencida por la otra, por lo que pidió el compromiso de las instituciones y ofreció el apoyo de Gáldar a los familiares.

El acto concluyó con la lectura de un poema a cargo de Josefa Molina, miembro de la Asociación Palabra y Verso, y con una ofrenda floral sobre la lápida de la tumba en la que reposan los restos de algunos de los represaliados mientras sonaban los acordes de la música Bernard y Piroska Poughty, dos prestigiosos músicos de la Orquesta Filarmónica de Las Palmas.

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